Comenzamos el estudio de las articulaciones del
miembro torácico proximal a distal.
La primera articulación que estudiamos
es la articulación escápulo-humeral
o articulación del hombro.
La superficie articular que ofrece la escápula
para esta articulación es la cavidad glenoidea,
la superficie articular que ofrece el húmero
es la cabeza del húmero.
Se trata de una articulación sinovial
esferoidal, donde los movimientos posibles
son los tres movimientos en los
tres planos del espacio,
si bien es el de flexión y extensión el que va a predominar.
Si utilizamos una escápula y un húmero de
este lado derecho, aislados del esqueleto,
podemos identificar estos accidentes implicados
en la articulación con algo más de detalle.
Aquí, en la escápula derecha, en su extremo
distal, vemos la cavidad glenoidea
uniformemente cóncava.
En el húmero, en su extremo proximal, en su
epífisis proximal, la superficie uniformemente
convexa de la cabeza, con esta forma
esferoidal delimitada por el cuello.
Esta articulación, como vemos, es
desproporcionada en superficies articulares.
La cavidad glenoidea de la escápula es
algo inferior a la cabeza del húmero.
Por este motivo, la superficie articular de la
escápula se ve aumentada en su borde
por un suplemento filocartilaginoso que
se denomina labro glenoideo.
Este labro glenoideo y la cápsula articular
los podemos observar en esta pieza,
también del lado derecho, en este caso
de vacuno, donde hemos realizado
una ventana en la cápsula articular,
en la parte caudal de la articulación.
Vemos la superficie articular de la cabeza del húmero,
la superficie articular de la cavidad glenoidea,
con ese labro glenoideo y podemos observar,
sobre todo en la parte lateral y craneal, la
cápsula articular.
Una cápsula articular que se va fijando
al borde de la cavidad glenoidea
y al cuello del húmero y que, como vemos, es algo
laxa y con escaso refuerzo ligamentoso.
Se describen ligamentos glenohumerales en
la parte más craneal, pero son principalmente
los tendones musculares que llegan hasta
la zona del hombro los que actúan
como verdaderos refuerzos de esta articulación.
Para identificar estos refuerzos tendinosos,
vamos a utilizar este miembro torácico
de potro plastinado y esta otra pieza, ya de
un animal algo más grande, una pieza húmeda.
Si nos fijamos en la cara lateral de este miembro torácico,
podemos observar la espina de la escápula,
Vemos aquí en superficie el músculo deltoideo,
llegando a la tuberosidad deltoidea y en
la parte más caudal de la región del brazo,
todo el músculo tríceps braquial, en su inserción
a la tuberosidad del olécranon.
En la zona más próximal y craneal,
vemos el músculo supraespinoso
y el músculo infraespinoso. Son estos músculos, en
sus tendones de inserción, los que van a
reforzar principalmente en este lado
lateral, la articulación del hombro.
Si vemos esa misma musculatura en esta pieza húmeda,
donde hemos retirado los vientres musculares pero
hemos conservado los tendones,
podemos apreciar la relación directa
que tienen estos tendones con la articulación.
Esta es la fosa infraespinosa, este es el tendón
de inserción del infraespinoso, hacia la porción
caudal del tubérculo mayor, y vemos cómo
pasa lateralmente a la articulación del hombro.
Por su parte, el supraespinoso se inserta en la
porción craneal del tubérculo mayor
y también lo hace en la porción craneal del tubérculo menor,
con lo cual refuerza lateral, craneal
y medialmente esta articulación.
Otros músculos implicados en el refuerzo
de la articulación del hombro,
los tenemos cranealmente. En concreto, estamos
refiriéndonos al músculo bíceps braquial,
con su tendón de origen en el tubérculo supraglenoideo.
Todo el tendón, recorriendo el surco
intertubercular, actúa reforzando esa articulación
desde este plano más craneal. En la pieza
plastinada, si rotamos en sentido
craneal y medial, podemos observar el
músculo bíceps braquial, en su trayecto craneal
a la articulación del hombro.
Si continuamos rotando en sentido medial,
podemos observar la musculatura
que de este medial refuerza la articulación del hombro.
En concreto, nos estamos refiriendo
al músculo subescapular.
Músculo que ocupa toda la fosa subescapular
en la cara costal de la escápula
y que termina insertándose en el tubérculo menor
del húmero, concretamente en su porción caudal,
actuando como verdadero refuerzo medial de esta articulación.
En la pieza húmeda, donde hemos retirado
el vientre muscular del subescapular,
vemos el espacio óseo donde la fuerza subescapular
y el tendón de inserción de este músculo, cómo
en su llegada al tubérculo menor del húmero,
pasa sobre la cápsula articular reforzando
esta cara medial de la articulación.