Centramos nuestra atención ahora en la articulación
metacarpofalangiana o articulación del menudillo.
Las superficies articulares que se
ven implicadas en esta articulación son el tercer
metacarpiano o gran metacarpiano, con su cabeza
donde identificamos a la tróclea,
la falange proximal con la base de esta falange proximal
donde identificamos a la fóvea articular y palmarmente
se adaptan los huesos sesamoideos proximales,
con su cara articular. Estos huesos nos
integran la articulación metacarpofalangiana o
articulación del menudillo, y la clasificamos
como una articulación sinovial compuesta de
tipo troclear. Los movimientos posibles son la
flexión y la extensión, si bien hay que destacar
que, en esta articulación metacarpofalangiana,
la extensión puede llegar a superar los 180 grados,
como vemos aquí en esta pieza del dedo del caballo.
Vemos cómo esa angulación es en
una posición de hiperextensión o dorsiflexión.
Una vez analizadas las superficies articulares,
hacemos descripción de la cápsula articular.
Para ello utilizamos esta sección sagital
del dedo del caballo, donde previamente
hemos inyectado en la cavidad articular,
un látex de color verde para identificar la
cavidad articular. Esto nos permite destacar la
característica principal de esta articulación,
que es la presencia de recesos sinoviales,
zonas por donde la membrana sinovial se proyecta
más alejada de la superficie articular.
Vemos la línea articular, la zona de contacto de la tróclea
del tercer metacarpiano con la fóvea de la falange
proximal y vemos cómo, tanto hacia dorsal como
hacia palmar se extiende ese látex, formándonos
los recesos dorsal y palmar, este último de
bastante mayor desarrollo puesto que se proyecta,
no sólo proximalmente sino también distalmente,
y es objeto con frecuencia de artrocentesis.
Estos recesos que vemos en el corte sagital
medio, los podemos identificar también en esta
pieza de corrosión, donde además del trayecto
vascular, observamos la zona de proyección del
receso palmar, quizá el más importante desde el
punto de vista clínico, y la relación tan directa
que tiene con los huesos sesamoideos proximales.
Ésa es la proyección proximal del receso palmar
de la articulación metacarpofalangiana, muy
próximo también al trayecto de la arteria
digital palmar, en este caso medial puesto
que estamos en la cara medial de la pieza.
Como comentábamos anteriormente, la
hiperextensión o dorsiflexión de la articulación
metacarpofalangiana es una característica
de esta articulación en el caballo,
y ocurre gracias a la presencia de un ligamento, que en
el caballo se presenta como tendón interóseo o
ligamento suspensor del menudillo. Tomamos de
referencia esta pieza, donde identificamos los
tendones flexores que ya conocemos, los flexores
digitales, y es en profundidad a ellos, es decir,
más próximos a la cara palmar de los huesos
metacarpianos, donde identificamos al tendón
interóseo o ligamento suspensor del menudillo.
Un ligamento que refuerza esta articulación
para permitir, como decíamos, esa dorsiflexión o
hiperextensión. Si utilizamos una pieza donde ya
hemos retirado estos tendones flexores, vamos
a poder identificar mejor el tendón interóseo.
En esta pieza, como vemos, ya hemos retirado los
tendones flexores y observamos la disposición del
tendón interóseo. Al compararla con la pieza
ósea, vemos que el tendón interóseo arranca
proximalmente desde la cara palmar del carpo, en
relación con los ligamentos carpianos palmares,
se topografía entre los huesos metacarpianos
rudimentarios y en relación con la cara palmar
del tercer metacarpiano. En ese espacio es donde
tiene su trayecto y en el tercio distal vemos cómo
se divide en dos ramas sesamoideas, puesto
que se dirige en esas ramas hacia las caras
interóseas de los huesos sesamoideos proximales,
las dos ramas sesamoideas. Al llegar esas ramas
sesamoideas a los huesos sesamoideos proximales,
continúan su trayecto ya como ramas extensoras,
buscando la cara dorsal del dedo, para
terminar reforzando, uniendo su trayecto,
al tendón extensor digital común en el caso de
la mano o el extensor digital largo en el caso
del pie. Por lo tanto, repito, el tendón interóseo
se divide en las ramas sesamoideas, donde dejan su
fijación en los huesos sesamoideos proximales y
desde ellos continúa como ramas extensoras hacia
la cara dorsal del dedo, fijándose o uniéndose a
los tendones extensores digitales común o largo.
Además de esas ramas sesamoideas y
extensoras, tenemos que hablar en la
articulación metacarpofalangiana,
de una serie de ligamentos que,
desde los huesos sesamoideos proximales, se van
a extender hacia la falange proximal o la falange
media. Es el caso del ligamento sesamoideo recto,
un ligamento que, desde estos huesos sesamoideos,
termina proyectándose distalmente hasta la
tuberosidad flexora de la falange media.
A ambos lados de ese ligamento sesamoideo recto,
se disponen los ligamentos sesamoideos oblicuos,
que también desde los huesos sesamoideos
proximales, dirigen sus fibras a la cara palmar
de la falange proximal. En concreto, al trígono
que describíamos en la cara palmar de esa falange.
Además, observamos cómo, entre las caras flexoras
de los dos huesos sesamoideos proximales,
se disponen fibras que nos integran los ligamentos
palmares. Unos ligamentos que están infiltrados
con tejido fibrocartilaginoso, para formarnos
lo que conocemos como el escudo proximal,
escudo de protección para los tendones flexores
digitales en su recorrido por la articulación metacarpofalangiana.
Si buscamos la cara lateral
de esta articulación, observamos los ligamentos
colaterales, ligamentos que están presentes, como
hemos indicado, en la mayor parte de las articulaciones trocleares.
Un ligamento que, en
este caso, va desde el borde lateral de la cabeza
del tercer metacarpiano, hasta el borde lateral de
la base de la falange proximal. Ligamento, en este
caso, colateral lateral. Junto a él se describen
los ligamentos que, desde el sesamoideo proximal,
saltan para fijar este hueso al metacarpo,
tercer metacarpiano y a la falange proximal.
Los vemos aquí, si forzamos un poco la preparación,
separamos un poco la rama extensora, vemos ahí
estos ligamentos sesamoideos colaterales,
ahí los vemos. Sesamoideos colaterales
de este lado lateral. Tanto el colateral
lateral como los sesamoideos colaterales
se disponen también por la cara medial,
de forma totalmente simétrica.
Además, en profundidad a los ligamentos sesamoideos
rectos y sesamoideos oblicuos, se disponen ligamentos de
topografía más profunda, que para estudiarlos
nos vemos obligados a retirar el sesamoideo
recto y los oblicuos. Es lo que hacemos en la
siguiente pieza, donde como vemos, hemos cortado
esos ligamentos sesamoideos recto y oblicuo, para
poder identificar bien los siguientes ligamentos.
Vemos en profundidad los sesamoideos cruzados que,
como estamos observando, saltan desde los huesos
sesamoideos proximales hasta el borde palmar de
la falange proximal, y lo hacen de manera cruzada,
en forma de equis. A ambos lados de ellos se
disponen los ligamentos sesamoideos cortos,
de trayecto bastante reducido, que nos unen de
nuevo los sesamoideos proximales al borde palmar de la falange proximal.
De esta forma terminamos
el estudio de la articulación metacarpofalangiana.