El servicio de publicaciones es el pilar
de la universidad en el que se apoya la
plasmación de investigaciones en buenas
ediciones.
Los libros publicados por EDITUM,
nombre del actual servicio de
publicaciones de la Universidad de Murcia
y anteriormente servicio de publicaciones
e intercambio científico, constituyen hoy
una valiosa y atractiva biblioteca.
Hoy una universidad no se entiende sin un
buen servicio de publicación.
Ya sabemos que los libros son caros,
que cuesta producirlos, pero es una forma
de hacer universidad que tiene un
beneficio inmediato.
La existencia de publicaciones propias en
la Universidad de Murcia se remonta a los
mismos orígenes de este centro,
aunque desde sus comienzos.
La nueva institución vivió
una enorme limitación de
infraestructuras y recursos
materiales y humanos.
En estos años, tan difíciles como
necesarios, se consolidaron las escasas
especialidades que se concentran en la
misma facultad.
Tensiones políticas, escasos alumnos y
falta de locales propios marcan esta
etapa, en la que hasta tres intentos de
supresión amenazan la institución que
finalmente se consolida en el convento de
la Merced.
Y finalmente estaba Ciencias.
que eran ciencias naturales,
físicas y químicas, ciencias en general.
En la que destacó un catedrático que
además organizó muy bien, un poco antes de
llegar yo y durante los primeros años que
yo estaba, que era José Loustau.
En los 20 años de gobierno de Loustau,
para quien la formación universitaria
tiene una finalidad clara,
los esfuerzos se centran en la
producción de saberes y la
profesionalización de los estudiantes.
Para ello se precisa de la cultura,
la ampliación de horizontes y la
información y comunicación del
conocimiento.
En 1930 se comienza a editar la revista
Anales de la Universidad de Murcia,
que incluye trabajos de las tres facultades
que forman el centro en este momento.
Su trabajo constante va a ser mantener una
universidad productiva e independiente de
las presiones políticas, pero siempre al
tanto de las innovaciones científicas,
con abundante y escogida
bibliografía, con la utilización
constante de depuradas
técnicas de investigación.
En los siguientes 30 años,
la institución permanece
controlada, pequeña y mal
dotada económicamente.
El número de alumnos
es bajísimo, suponiendo un
coladero, ya que la
mayoría de ellos eran libres.
Fuí con mi cochecito... entonces era un 600
como todo el mundo
y los tres primeros guardias que me
encontré entrando a Murcia, pues les
pregunté por la universidad,
y solamente el tercero ya por
fin me pudo decir, bueno, eso
es algo así como el seminario.
Y ya cuando llegué a mis
compañeros de la facultad
de ciencias no pude
contenerlo y se lo dije.
Digo, mira, tengo la sensación de que no
sé si vosotros vivís de espaldas a la
universidad o a la ciudad, o la ciudad
vive de espaldas a vosotros.
Durante la segunda mitad de los años 50,
Y toda la década de los 60, la Universidad
Española empieza a superar la dramática
crisis de la Guerra Civil.
Por allí pasaron profesores prestigiosos
como Pedro Salinas, Jorge Guillén,
Santiago Montero Díaz, Enrique Tierno
Galván y algunos otros.
En 1954, el crecimiento en importancia y
en colaboraciones de la revista Anales
motiva la aparición del director de
publicaciones.
Antonio Soler Martínez ejerce en el cargo
durante una década.
Y se organizó, un poco dirigido
modestamente por mí, que también había
fichado muchos libros en
mis años de estudiante en el
seminario, se colocaron
los libros y se hizo el fichero.
Por tanto, sabíamos lo que teníamos.
Y esa fue la mayor de las alegrías del
mundo.
Ella ha conocido el servicio en sus
inicios y lo está conociendo desde ahora.
Y para mí es un lujo que siga con nosotros
participando y además imponiendo o
marcando, su estilo personal
en cuanto a la exigencia
de la calidad, del trabajo
bien hecho, de la excelencia.
Yo creo que el servicio de publicaciones,
para entenderlo, hay que entender un poco
o comprenderlo a través de lo que ha sido
la figura de Paquita Moya.
Lo primero que fue, eso es la primera
impresión, es que esto hay que ordenarlo.
Subimos los libros y eso no se puede
hacer, si no ocurre una idea.
Entonces, en aquella época, los alumnos
tenían que hacer servicio militar,
pero en cambio en vez
de servicio militar hacían
lo que se llamaba las
milicias universitarias.
Las chicas que hacían, pues tenían que
hacer el servicio social.
El servicio social era una cosa que se
hacía en el correspondiente SEU,
servicio no sé cuánto de universitario, o
la sección femenina,
en los pueblos, y aquí también, la sección
femenina existía aquí en Murcia,
por supuesto, y entonces hacían el
servicio social en la sección femenina,
en el apartado correspondiente a la
universidad, bien, haciendo fichas,
haciendo lo que les mandaran, y yo me
enteré que también hacían algo en la
biblioteca o en algún departamento,
y dije, oh, esta es la mía.
Vamos a solicitar que podamos hacer,
puedan hacer las alumnas el servicio
social en publicaciones fichando los
libros.
El centro es un lugar de paso para
profesores que comienzan en su labor
docente, por lo que la siguiente década se
compone de direcciones breves.
Desde Juan Vila Valentí, Antonio Ruiz de
Elvira Prieto, Manuel Rodríguez Gallego,
Emilio Gómez Piñol, Ana María Muñoz
Amilibia, a Agustín Bermúdez Aznar.
La Universidad de Murcia, me parece que yo
fui de las pocas que estuve 15 años.
Siempre era como una universidad de paso.
Tengo un gran recuerdo del servicio de
publicaciones, que por supuesto nada tiene
que ver con el actual en cuanto a
magnitud, pero la calidad de las
publicaciones era
excelente, y la calidad de los
ejemplares que se
hicieron pues era magnífica.
En la década de los 60,
la Universidad de Murcia se
readapta a las nuevas
necesidades de la sociedad.
En las épocas anteriores a mí,
había... cambiaba de sitio, era un
servicio que no estaba organizado como tal
servicio.
Mi predecesor, que fue Agustín Bermúdez Aznar,
él ya hizo una labor de
establecimiento del
servicio, incluso se buscó un
local en el edificio más
antiguo de la universidad.
Tened en cuenta que por ejemplo
cuando yo llegué a la universidad
que más o menos es vuestra época, igual había 7.000
alumnos, y cuando acabé había 30.000.
Es decir, que la
universidad pasó de ser
pequeña y elitista a ser
grande y democratizada.
Pero yo digo, era de una manera muy
rudimentaria, y a lo largo de los años
pues fuimos organizándolo de una manera
más seria y más rigurosa.
Entre otros cambios, se llevó a cabo la
creación del servicio de publicaciones de
la universidad, estratégico
por llegar a universidades
y centros de estudio
nacionales y extranjeros.
Establecimos un sistema de evaluación de
originales que nunca se había hecho en la
Universidad de Murcia, pedíamos informes
externos a la hora de decidir sobre un libro
y publicamos muchísimos libros,
revistas, movilizamos muchísimos elementos
de difusión, ...de difusión de la actividad
investigadora de la Universidad de Murcia.
Era una época en que en todas las
facultades estaban en promoción,
en promoción profesional, y yo creo que
apoyamos bastante todo aquello.
Sobre todo en las facultades de
Humanidades, de Ciencias Sociales,
de Derecho, nosotros publicamos muchos
trabajos de Derecho, y luego de las nuevas
facultades en aquellos años, como era
Psicología, por ejemplo, o Filosofía,
Ciencias de la Educación,
ahí hicimos publicaciones
que incluso tuvieron mucha
difusión y mucho éxito.
Se inicia un periodo eslabón entre la
trayectoria histórica que finalizaba y una
nueva universidad con mayor capacidad de
decisión.
Hubo que esperar
más de medio siglo para
añadir una titulación a
las tres fundacionales.
La Facultad de Medicina
se crea en 1971, y poco
después es la primera en
trasladarse al nuevo
campus de Espinardo.
Se crean nuevos centros,
titulaciones y servicios,
a la vez que el profesorado
sobrepasa el millar.
Se crea el COIE y se funda el IRCE.
Además se configura el Centro
de Recursos Audiovisuales y
comienza el proceso de
informatización de la universidad.
Mi labor era hacer portadas, a veces
maquetar libros, o hacer colecciones,
ayudar a Pepe, ayudar a Perona en todo lo
que es la confección de libros.
En esta época se crea la Asociación de
Editoriales Universitarias Españolas,
de la que forma parte la Universidad de
Murcia desde su fundación.
Porque hasta entonces se publicaban en
algunas revistas los anales de ciencia,
los anales de filosofía y letra,
y poco más.
Se hacía una especie
de miscelánea, cada
número, y luego ya Pepe
pasó a publicar libros.
Durante el gobierno del rector Soler,
la universidad registra su mayor
crecimiento a pesar
de la segregación de
Albacete del Distrito
Universitario de Murcia.
En esta época entran los nuevos estatutos
en los que se proclama la autonomía de la
Universidad de Murcia y
el principio de participación
de todos los sectores de
la comunidad universitaria.
Lo único que yo puedo decirte de labor mía,
fue el poner al día algunas
cosas que ya habían iniciado ellos y que
faltaban.
Por una parte, la eficacia en el cobro a
los distribuidores de libros y,
por otra parte, el agilizar el
asunto de los intercambios
científicos con el resto
de las universidades.
Y, además, también agilizar
los informes que de cada
obra se tenían que recibir
antes de su publicación.
En la siguiente etapa,
la universidad pone
interés en dinamizar
los órganos de gobierno.
Las relaciones internacionales
entran en auge, mientras que las
tecnologías de la información
se consolidan y universalizan.
La creación del carnet inteligente
coincide con las grandes obras en la
universidad, posibles gracias a fondos
europeos.
Yo me acuerdo del trabajo, el primer
trabajo que yo publiqué, mío, fue en
Nogués, en la imprenta Nogués de aquí,
en la platería.
Y había que hacer línea, línea, plomo,
en fin, era un trabajo como Gutenberg.
Era poco, se había adelantado muy poco,
¿no?
Y ahora, por de pronto,
todo se mecaniza y es
un espectáculo ver
trabajar en esas máquinas.
Trabajábamos siempre con Nogués.
Nogués tenía un personal muy competente,
muy eficiente.
El gran problema en la edición durante ese
período, para mí, y que Nogués no me podía
realmente resolver o lo resolvía,
bueno, de aquella manera, eran las
portadas, era la ilustración de las
portadas.
Con el vicerrector de Economía, que
fue el que empujó y ayudó, Antonio,
dijo que había que las técnicas de
impresión últimas, que había que
incorporarlas a la
universidad, no solamente para
libros, sino para impresos
de cualquier tipo y tal.
Entonces, en este edificio que estamos,
se puso por primera vez unas máquinas que
eran las locutees, porque pasaron de,
bueno, que lo hagan ellos, que esto sirve
de poco, a tenernos mucho cuidado,
porque también ha habido libros que han
alcanzado ediciones, varias ediciones,
y se han hecho populares, ¿no?
Porque al fin y al cabo,
una parte enorme de los
escritores, de los escritores
españoles, son universitarios.
Pero lo que sí me acuerdo
es del número de libros
que publicamos en el
último año que yo estuve.
103 libros.
¿Qué quiere decir?
365 días al año.
Quita vacaciones, quita veraneo, quita
sábados y domingos, salíamos a libro diario.
Que no está mal, ¿eh?
En 1996, el servicio
de publicaciones inicia
nueva etapa al
desdoblarse en dos ámbitos.
El editorial, bajo la tutela de la
Comisión de Publicaciones, y en impresión,
para lo que cuenta con un cuerpo de
maquinaria más complejo y productivo.
A través de una empresa, digamos,
un servicio de informatización de todo el
servicio de publicaciones para poder
controlar desde que un libro, mejor,
un manuscrito, entraba hasta que salía
para poder ver todos los pasos que seguía.
Por una parte, la editorial universitaria,
que es un modelo de los posibles,
no siempre se hace así,
tenía sus propias herramientas,
sus propias máquinas
de impresión digital.
Hay editoriales que prefieren no tener
imprentas, no tener imprentas de
producción propia y sacar a
concurso lo que es el proceso
de impresión material y que
lo hagan distintas imprentas.
La apuesta del editorial de la Universidad
de Murcia es tener sus propias máquinas de
impresión digital que permitan publicar e
imprimir la mayor parte de los libros
internamente, después de una maquetación
profesional.
Fundamentalmente,
darle en el ámbito editor
la mayor divulgación
posible a los libros.
Es decir, que no quedaran circunscritos al
ámbito regional murciano.
Veníamos de tiradas medias
de casi mil ejemplares y
actualmente se pueden estar
haciendo tiradas de 150 o 200.
Hay que tener en cuenta que se le da al
autor un 10% de la tirada para que pueda
promover el libro en sus contactos
editoriales.
Hay otros ejemplares que van a los
distribuidores y libreros.
Hay otros que van a las demás bibliotecas
universitarias españolas porque la labor
nuestra también de una editorial
universitaria es favorecer que estén todas
las publicaciones en el resto de bibliotecas
universitarias públicas españolas.
Entonces, esa tirada mínima es la que
garantiza la comercialización,
la distribución y el intercambio de las
publicaciones al exterior.
Incluir propaganda del servicio junto con
otras editoriales universitarias.
Observé que era muy,
muy rentable para el
servicio a la hora de
la venta, ese salir fuera.
Ha ido evolucionando a lo largo de sus
años, convirtiéndose actualmente en lo que
es la principal editora de toda la región
de Murcia.
El Servicio de Publicaciones adopta
técnicas de impresión innovadoras que
permiten que las obras de la Universidad
de Murcia se editen y publiquen con medios
propios, adaptándose a las
nuevas exigencias de demanda
y distribución de la
comunidad científica universal.
En esta etapa, la Universidad experimenta
la expansión de las infraestructuras de
las tecnologías de la información y la
comunicación, a la vez que comienza la
adaptación al espacio europeo de educación
superior.
En 1998, el campus de Cartagena
se segrega de la Universidad
de Murcia, originando la
Universidad Politécnica de Cartagena.
Se empezó a introducir las herramientas de
ediciones electrónicas, ya empezaron a
salir algunas determinadas revistas que
siempre hasta entonces habían sido en
papel, se empezaron a editar a través de
internet.
Hemos intentado mantener e incrementar el
número de publicaciones, pero reduciendo
muchísimo la tirada media y
haciendo que algunas de las
publicaciones fueran
principalmente publicaciones digitales.
De modo que con el mismo dinero se pudiera
ayudar más a la edición científica,
a la publicación de los resultados
de los trabajos de los miembros
de la comunidad universitaria,
pero produciendo un ahorro.
La Universidad de Murcia, gran parte de su
presencia en el mundo también es a través
de lo que producen sus
profesores, de lo que se
investiga, de lo que se
trabaja, de lo que se publica.
En los últimos tiempos, a punto de añadir
y alcanzar su centenario, la universidad
pugna por consolidar años de expansión
mientras una profunda crisis económica
mina los cimientos del bienestar social
alcanzado.
Severo control presupuestario,
empleo de energías renovables y una
decidida apuesta por el desarrollo
tecnológico que permite la apertura de la
universidad a las redes sociales y el
desarrollo de aplicaciones virtuales de
gestión académica e innovación docente,
ayudarán a encajar el impacto.
Una época complicada que culmina con el
nacimiento del Campus Mare Nostrum de
Excelencia Internacional, creado,
no sin dificultades, entre las dos
universidades públicas de la región,
que pretende potenciar la proyección
internacional, la investigación y colaboración
entre universidades mediterráneas.
Hoy, por ejemplo, esperamos que las
bibliotecas universitarias compren
los e-books y los pongan accesibles a
través de préstamo o disponibles
en acceso abierto para los
estudiantes o los investigadores.
Los estudiantes esperan tener
en sus campus virtuales los
materiales docentes de sus
profesores para poder leerlos.
Entonces, cambia el modelo
de negocio, cambia la manera
de financiar y hacer posible
una editorial universitaria.
Y lo que ha hecho la crisis
es acelerar esa apuesta del
servicio de publicaciones por
adaptarse a los nuevos tiempos.
Estamos perfectamente incorporados a lo
que es el mundo del libro digital,
que es nuestra gran apuesta.
No es gratis, por el
hecho de que esté en
acceso abierto o porque
no se imprima en papel.
Hay que maquetarlo, hay que
darle una buena composición,
hay que hacer que sea
muy legible y navegable.
Puede tener su continuidad, porque un e
-book puede llevar en paralelo una página
web donde se añadan contenidos,
debates sobre sus resultados, se hagan
comentarios sobre las aportaciones del
libro, se puedan tener anexos o materiales
gráficos o tablas de resultados
que no hayan salido en el
libro principal, pero que
valgan para profundizar en él.
Es decir, permite ir
teniendo una vida y una
continuidad más allá del
momento de su publicación.
Ahora, lo importante es ser visible,
estar en la red, ponerse todo ese
conocimiento, todas esas investigaciones
en él, que puedan ser conocidas
independientemente de
que tú vivas en Murcia, vivas
en Asturias, o vienes
vivas en Hispanoamérica.
Entonces, lo que hacen las nuevas
tecnologías es posibilitar que nuestros
libros, que nuestras revistas,
que la producción de nuestros profesores,
puedan ser conocidas al instante,
en cualquier parte.
No es que ya seamos ahora la editorial de
Oxford University Press o Cambridge
University Press, porque hay muchos
componentes en la transmisión del
conocimiento, pero hay cosas muy
sintomáticas.
Por ejemplo, hay un ranking web de las
universidades del mundo que hace el
laboratorio de cibermetría del CSIC,
y ahí la Universidad de Murcia estaba en
torno al puesto 500 del mundo de
visibilidad en Internet.
No podemos decir que sea la mejor,
pero sí está entre las diez más respetadas
y más consideradas a nivel, por su
producción científica, por la calidad de
la edición, por el tipo de
selecciones que se hacen, es
decir, que es una de las más
respetadas en toda España.
Las publicaciones debían tener una marca,
un nombre, un sello editorial,
que tuviera los valores que queríamos
transmitir.
Representara el nombre de la Universidad
de Murcia o que lo incluyera, teníamos que
encontrar una palabra que acabara en
"UM", que tuviera el nombre de la
editorial o de edición, de la labor de
editar, también que tuviera un componente
de modernidad que compensara la parte
latina que implicaba tradición,
consolidación, conocimiento.
Pensamos en insertar el ".UM",
que diera la sensación de una dirección
electrónica y entonces encontramos la
palabra latina "edit".