Idioma: Español
Fecha: Subida: 2020-01-17T00:00:00+01:00
Duración: 37m 26s
Lugar: Documental
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Floridablanca

La sombra del Rey

Transcripción

José Moñino y Redondo, Conde de Floridablanca, uno de los personajes más importantes de la historia de España, nacido en Murcia en 1728, abogado de los reales consejos, fiscal del Consejo de Castilla, primer secretario de Estado de Carlos III. Aquí lo vemos en un cuadro que es el icono de nuestra exposición, con la banda de la Orden de Carlos III, la Gran Cruz de Carlos III y el Toisón de Oro. Este murciano de extracción tan humilde, el primer ministro de una de las monarquías más importantes del siglo XVIII. En 1748 llega Floridablanca a Madrid. En ese momento reinaba en España Fernando VI y la reina Bárbara de Braganza. Como todos sabemos, este rey prácticamente murió enloquecido. Y por eso le sucedió a su hermanastro Carlos III, el futuro Carlos III. Era Carleto, hijo de Isabel Farnesio. La segunda mujer de Felipe V. Él fue enviado con apenas 15 o 16 años a Italia para reclamar los derechos de herencia de Isabel Farnesio en la Toscana y en Parma. Terminando finalmente regalando como rey de Nápoles y Sicilia, rey de las dos Sicilias. Y prácticamente podemos decir que durante más de 20 años ya tenía la experiencia de ser un monarca. Su experiencia italiana tiene mucha influencia como rey también de España. Floridablanca cuando llega a Madrid va buscando clientes. Y para ello va a recurrir al presidente en ese momento del Consejo de Castilla, que era el obispo de Cartagena, don Diego de Rojas y Contreras. En tanto en cuanto que eran murcianos, pues lógicamente Diego de Rojas le presentó clientes que pertenecían a la aristocracia. Como por ejemplo la marquesa de Perales. O este cuadro que representa al duque de Alba. Está pintado por uno de los pintores más importantes del siglo XVIII, que era Rafael Mengs. Este pintor hizo este cuadro y dejó el cuerpo libre para que la familia le pudiera poner todo tipo de condecoraciones. En aquella época España se gobernaba a través de los consejos. Especialmente del Consejo de Castilla. Estaba con las secretarías del despacho, muy propias de la época de los Borbones. Floridablanca, como abogado de los reales consejos, abrió un bufete. Terminando por ingresar como fiscal del Consejo de Castilla. Donde Campomanes, el futuro conde de Campomanes, era también el fiscal de dicho consejo. El presidente del Consejo de Castilla era el conde de Aranda. Que precisamente se iba a convertir en el verdadero perseguidor político verdadero perseguidor político de Florida Blanca. De Floridablanca durante tantos años. Pero que al mismo tiempo compartían prácticamente las mismas ideas. En 1766, en el mes de marzo, se produce el motín de Esquilache. Llamado motín, aunque realmente podríamos decir que era más bien una conjuración de las fuerzas reaccionarias. Ante las reformas que llevaba a cabo Carlos III. Carlos III tendría que pasar ese sonrojo. De salir al balcón del Palacio Real, hoy la Plaza de Oriente. Donde más de 30.000 madrileños se habían reunido para solicitar la reposición de la tasa del pan. Carlos III, al lado de un calesero, al lado de un panadero. No tuvo más remedio que aceptar y dar un indulto general. Pero esto no iba a quedar así. Se constituyó a su vez un consejo extraordinario. Por el cual se iba a investigar quién había sido realmente el inspirador. De esta conjuración contra la política de los Borbones. Se llegó a conclusión de que los principales inspiradores eran los jesuitas. A partir de este momento se produce una política anti-jesuítica. Que da lugar precisamente el año 1767 a la expulsión de los jesuitas de España, de la península, como de América. Es decir, prácticamente casi 6.000 jesuitas fueron despachados hacia los territorios del Papa. El Papa, enrabietado con los Borbones, lanzó un monitorio. Es decir, una excomunión contra el Duque de Parma, sobrino de Carlos III. Carlos III respondió con fuerza al pulso que le echaba el papado. Y llamó a Pedro Rodríguez de Campomanes para que redactara un juicio imparcial contra este monitorio romano. Ese juicio imparcial, que es un alarde de regalismo, llamó la atención a los obispos y arzobispos que lo consideraban muy agresivo desde el punto de vista católico. Por eso Carlos III recurrió a Floridablanca para reescribir ese juicio imparcial junto con estos obispos y arzobispos. Dándole a entender que tenía que ser suave en las formas, pero fuerte en el contenido. Es decir, suave tenim modo, forte tenim re. Algo que hacía muy bien Floridablanca. Esto le permitiría luego a Carlos III nombrarle embajador de la monarquía en Italia. José Moñino llega a Roma como embajador en 1773. Allí es recibido por el nuevo papa Clemente XIV. Tiene una misión. La misión en Roma de Floridablanca era arrancar del papado una bula, o breve de extinción de la orden de los jesuitas. Floridablanca compró una imprenta, la instaló en la embajada e incluso llegó a redactar lo que sería el breve pontificio Dominus Arredectus Deus, por el cual el papa extinguía la Compañía de Jesús. Esto lo hizo Floridablanca en un tiempo récord con una serie de medidas de presión, pero que merecieron por parte de Carlos III recompensarle con el título de Conde de Floridablanca, que corresponde a dos pequeñas propiedades que tenía en Murcia, concretamente en Alquería, que una se llamaba La Blanca y la otra se llamaba La Florida. Por eso escogió el nombre de Floridablanca. Aparentemente, parece que no es políticamente correcto la expulsión de los jesuitas por parte de un monarca católico. Proliferaban estampas, como una de las que presentamos en la exposición, donde es una especie de apoteosis de los jesuitas y donde el escudo de Carlos III y todos los ministros y personajes regalistas de Carlos III van entrando por la puerta del infierno, como dando a entender que Carlos III era un verdadero hereje y que iba contra la iglesia católica. Con Carlos III lo que se produce realmente es una transición de lo que podríamos llamar el absolutismo de derecho divino al absolutismo secularizado. Es decir, el rey es más ley que vicario de Dios. Por lo tanto, lo único que hizo Carlos III, o lo que hizo Floridablanca, es llevar a cabo algo que tarde o temprano tenía que ocurrir, que es el papel privilegiado, estamental, que tenía la iglesia en esa sociedad, en tránsito a una sociedad donde habrá estados sociales de derecho y donde solamente la iglesia debe trabajar los aspectos espirituales. A finales del año 76 fue llamado por Carlos III para, tras la dimisión de Grimaldi, que era el primer ministro, ser nombrado primer secretario de Estado por Carlos III. Es decir, era un poco como el presidente del Consejo de Ministros, por llamarlo de alguna manera. Sabemos que durante la época de Carlos III, esos 15 años del último tramo del reinado de Carlos III, podemos decirlo de forma prosaica Carlos III/Floridablanca, porque prácticamente estuvo presente en todos los actos o decisiones que se adoptó en el reinado de Carlos III. Él lo primero que hizo fue tomar una serie de medidas, entre otras, participar en el nacimiento de los Estados Unidos. Bien es cierto que Floridablanca tenía que actuar con mucha prudencia, En tanto en cuanto, los colonos o rebeldes americanos se rebelaban contra su rey o contra el soberano inglés. Y lógicamente eso era algo que no quería que repercutiera en el imperio colonial español. Y el mejor argumento para participar en esta guerra contra Inglaterra era precisamente recuperar los territorios que se habían perdido en la Guerra de los Siete Años. Concretamente las Floridas y concretamente también algunos territorios del Golfo de México. Por lo tanto, la participación española es fundamentalmente la que llevó a cabo Bernardo de Gálvez en el sur de las Provincias Unidas. Y que como el propio George Washington reconoció, la ayuda española fue fundamental para conseguir esa independencia. La participación de España en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos podemos considerarla clave. Ya no solamente por una ayuda oficial por parte de la monarquía, sino sobre todo por los fondos, vamos a llamar de inversión, que los propios americanos de las colonias españolas, especialmente de La Habana y de México, pudieron prestar precisamente para la movilización de recursos y el pago también de la flota francesa que defendía los intereses de los rebeldes americanos. Él ideó una especie de una ingeniería financiera a través de los llamados vales reales. Esos vales reales iban a ser considerados como unos fondos de inversión, pero para que no se convirtieran en algo especulativo, llamó a Cabarrús para que con la idea que él tenía de un banco, fundar el Banco Nacional de San Carlos precisamente para darle una cobertura a estos vales reales. Posteriormente, aparte de esta guerra con Inglaterra, iba a crear como un acto de modernidad administrativa lo que se llamó la Junta Suprema de Estado. La Corte de Madrid era una ciudad sucia y era una ciudad poco recomendable. Y sin embargo Carlos III, que es conocido precisamente como el rey que padecía el mal de piedra, el mejor alcalde de Madrid, va a darle una fisionomía nueva que coincide precisamente cuando Floridablanca le va a presentar a Carlos III el nuevo mapa de la ciudad de Madrid que viene sobre todo representado por esa nueva vía que es el Paseo del Prado, la Puerta de Alcalá, Neptuno, la Cibeles, la Casa de las Aduanas, los Caños del Peral, etc. Todo esto corresponde a la época de Floridablanca. Él imaginó un paseo en el que estuvieran presentes los gabinetes, donde estuvieran los observatorios, donde estuvieran los jardines botánicos y donde estuvieran sobre todo la Academia de las Ciencias y el Museo de Ciencias. Encargó para ello a Juan de Villanueva la planta de lo que hoy conocemos como el Museo del Prado, que terminaría siendo precisamente en 1819 el museo más importante de España inaugurado por Fernando VII. Floridablanca llevó a cabo una política científica en nombre, lógicamente, de Carlos III. Curiosamente, en esta época es cuando tiene lugar el doctorado de la primera doctora que se conoce en la historia de España por la Universidad Complutense. Tanto Floridablanca como Jovellanos promocionaron y permitieron, que las damas pudieran entrar en la Sociedad Madridense de Madrid. Es la famosa Junta de Damas. Uno de los cuadros más significativos de esta exposición es precisamente este de Francisco de Goya. Francisco de Goya pintó a la Condesa de Montijo con sus cuatro hijas. La Condesa de Montijo, como hemos dicho, es un personaje muy importante de la época, que le dio una gran visibilidad al temperamento femenino. La Condesa de Montijo tenía en su palacio una tertulia en la que participaban la mayoría de las mentes más ilustradas de la época. Un aspecto capital de la política de Floridablanca es la que tiene relación con lo que él llamó el Fondo Pío Beneficial. Carlos III, cuando llegó a España, dijo que fundamentalmente se iba a preocupar de los pobres. Esto no es una mera retórica. Aquí, en este cuadro de Gregorio Ferro, se ve a Carlos III atendiendo a las viudas y a los huérfanos de funcionarios, creando un montepío, precisamente, para el mantenimiento de estas personas y la formación también de los niños y niñas. Floridablanca le hizo una pregunta, digamos retórica, a la Iglesia. Le dijo, ¿qué es la Iglesia? La Iglesia le responde, la Iglesia es de los pobres. Y Floridablanca le pregunta también a la Iglesia, ¿cuánto dedicáis a los pobres? Cuando la Iglesia responde que apenas un tres o un cuatro por ciento, Floridablanca dice, pues bien, la mitad de estas prebendas y beneficios que tenéis, el Estado va a administrarlos. Y lo va a aplicar a los pobres. Por lo tanto, los montepíos, las diputaciones de pobres, las casas de misericordia, los hospitales, los hospicios, sería pagado con este dinero de la Iglesia, pero respetando también la propiedad, digamos, de la Iglesia. Floridablanca participó prácticamente en todos los ramos, durante todos los ramos de hacienda, de guerra, de patronazgo, de gobierno, de justicia. Que competía, digamos, al gobierno de Carlos III. Floridablanca tenía un sentido bastante plasmático de las cosas. Por ejemplo, en relación con las corridas de toros. Las corridas de toros, es conocido que durante la época de la Ilustración, el reinado de Carlos III estaban en prohibidas. Aunque la Ilustración decía, o la razón decía no, a la fiesta nacional, por otro lado, era muy difícil luchar contra la presión social y contra, digamos, las aficiones del pueblo. Como hombre de acción, de hombre de tomar decisiones ante la inconsistencia y la obsolescencia, digamos, del antiguo régimen, llegó a la conclusión de que lo primero que tenía que hacer era un censo, contando el número de habitantes. El número de ciudades, de pueblos, de lugares que había en España. Es el famoso nomenclato y el famoso censo. Que llevan su nombre. A esto le acompañaba también una política de colonización. Una política de colonización que ya se había iniciado en Sierra Morena, pero que él lo lleva especialmente a América. En territorios como la Luisiana, las provincias internas de México, o en el propio Filipinas. De la misma manera que Floridablanca tuvo una política de acercamiento, especialmente a la corona portuguesa, pensando en un futuro, en una unión de las dos coronas. Y al mismo tiempo, obteniendo de la corona portuguesa, los territorios del Golfo de Inea, de Fernando Poe y de Arobón. Con vistas a lo que se llamaba en aquella época la trata de esclavos, que estaba lógicamente monopolizada por ingleses, por franceses y portugueses. Los territorios o dominios españoles en Norteamérica, se duplicaron. Es decir, que prácticamente dos tercios de los actuales Estados Unidos, pertenecían a la monarquía española. Esto tenía mucho que ver con un modelo, que era el modelo perfeccionado de ese gran ministro de Indias, que fue José Gálvez. Pero José Gálvez veía a América como colonias. Sin embargo, Floridablanca las veía como unas provincias. Y para él era más importante la integración en un solo cuerpo de nación, que la mera explotación económica. Para la explotación económica ideó más bien un libre comercio. Y al mismo tiempo un cierre contra el contrabando que hacían otras potencias, como Francia, o como Dinamarca, o como Inglaterra. Bien, esto fue acompañado también de una política bien pragmática. Porque se sabía que el contrabando era prácticamente inexcusable. No se podía frenar. Lo que él hizo, algo así parecido a decidir a cobrar ese contrabando. Es decir, a establecer aranceles a todos los productos extranjeros. Él patrocinó también los trabajos relacionados con la construcción de archivos, como el Archivo General de Indias. O tenemos el caso de Tomás López, el caso de Juan Bautista Muñoz. Es decir, personajes que se dedicaban, a confeccionar cartas y, sobre todo, atlas geográficos. Durante esa época se realizaron cientos de expediciones científicas. Quizá la más importante fuera la de Malaespina, de finales de los años 80. Y es cierto que Malaespina, cuando volvió, ya no estaba Floridablanca, porque había sido defenestrado políticamente hablando. Una de las medidas más... de modernidad que adoptó Floridablanca es en relación con el mundo islámico. Es interesante hacer, digamos, hincapié en esta política, porque las relaciones diplomáticas con el islá, eran bastante complicadas. Floridablanca establece relaciones con Marruecos, establece relaciones con la puerta otomana, con Estambul, enviando a personas pertenecientes al mundo también, del comercio y de los negocios, para el establecimiento de estas relaciones. Hablando, por ejemplo, de la costa murciana del Levante, podríamos decir que en el siglo XVIII apenas había poblaciones. Sin embargo, después del establecimiento de relaciones comerciales, podríamos decir que pueblos como San Javier, San Pedro del Pinatar, etc., van a sustituir a toda esa cadena de torres, que son torres vigías, que avisaban precisamente del peligro berberisco. Si Carlos III tenía el mal de piedra en relación con Madrid, podríamos decir que Floridablanca estaba realmente obsesionado con las obras públicas, es decir, con las infraestructuras. Él era también el superintendente general de correos, de canales, de caminos, de puertos. Por lo tanto, la red viaria, la red radial de Madrid actual, con las seis carreteras nacionales, estuvo diseñada por él. En esa época se construyeron miles de puentes, se establecieron los peones camineros, precisamente para que cada uno de ellos se responsabilizara del arreglo de los caminos. Él hizo puertos, hizo pantanos, especialmente el Pantano de Puentes y Valdinfierno de Lorca, el Puerto de la Cadena, el Puerto de Somosierra... Floridablanca, en 1785, envió a Murcia a, digamos, su arquitecto preferido, después de Juan de Villanueva, claro está, que era Manuel Serrano. Manuel Serrano se puso a disposición del Ayuntamiento de Murcia para hacer una reordenación territorial del cauce del río Segura, para evitar, digamos, las riadas y las malas consecuencias que tenía el Segura en aquella época. Por lo tanto, el Ayuntamiento de Murcia recompensó a la posteridad, digamos, a Floridablanca, con este retrato que está precisamente en el Salón de Actos del Ayuntamiento de Murcia, donde Floridablanca está presentando, digamos, esta ordenación territorial de la ciudad. Hacia 1783, Floridablanca tomó una decisión muy importante, los historiadores la calificamos como el dirigismo ideológico de Floridablanca, en relación a lo que es, a cómo se percibía la monarquía católica en Europa en el siglo XVIII, que fundamentalmente estaba trufada de una hispanofobia, y considerar a los españoles como atrasados, como africanos, como personajes siniestros en donde imperaba la Inquisición, etc., lo que es la leyenda negra de España. Floridalanca montó un dispositivo en todos los frentes diplomáticos para quejarse, digamos, de esta percepción que se tenía de la monarquía hispánica. Por eso llamó a Juan Pablo Forner, a De Nina, a Labate, Cabanilles, etc. , para que hicieran apologías, precisamente, de lo que había aportado España a Europa. Floridablanca no es un autor, no es un pensador, es un gestor del día a día, y por lo tanto, los escritos son siempre escritos políticos. Le dictó al rey Carlos III, lo que sería la instrucción reservada, es decir, 395 puntos de gobierno, que luego fue firmada por Carlos III. Por lo tanto, la autoría es de Floridablanca. No obstante, Carlos III moriría unos años después, en 1788, y no sin antes haber recomendado a su hijo, el futuro Carlos IV, que lo mantuviera como primer ministro. Esta estatua fue donada a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se encuentra actualmente estatua ecuestre que el propio Carlos IV dedicó a su padre, Carlos III. Con Carlos III lo que se produce es una transición de esa monarquía de derecho divino hacia lo que va a ser el estado-nación que conocemos actualmente. No olvidemos que la transición o las transiciones las tienen que hacer precisamente aquellos que pertenecen a la generación que tiene que ser, entre comillas, sacrificada por un nuevo sistema, por una nueva organización del poder. Y es cierto que a final de siglo se produce uno de los hechos más importantes de la historia de la humanidad, como era la Revolución Francesa. Ahora bien, la Revolución Francesa era una novedad, y un cambio drástico de la forma de entender la sociedad, de los hombres en sociedad, que lógicamente conllevaba también una vertiente cruenta. Florida Blanca mantuvo una correspondencia secreta con María Antonieta, la mujer de Luis XVI. En tanto en cuanto, tanto el rey como la reina en realidad estaban cautivos de la asamblea francesa. Floridablanca incluso estableció un cordón sanitario que consistía más que en frenar las ideas de la revolución, en acercar las fuerzas españolas para que en un momento determinado, Luis XVI y María Antonieta pudieran ser acogidos por su primo Carlos IV. El final de Floridablanca tiene mucho que ver con lo que en aquella época se llamaba la Santísima Trinidad. Es decir, Carlos IV, María Luisa de Parma y Manuel Godoy. En una intriga política en la que se aprovecharon fundamentalmente de la enemistad de Aranda con Floridablanca, Floridablanca fue exonerado del poder y sustituido por el conde de Aranda. Pero a los pocos meses, a los pocos meses, quien sería detenido y encarcelado sería el propio conde de Aranda. Pasando así Manuel Godoy a hacerse con las riendas de la monarquía católica. Sabemos que desde 1794 hasta 1808, Floridablanca estuvo viviendo en el convento de San Francisco, en una celda, en donde se dedicaba a escribir y sobre todo a visitar y asesorar sobre la ordenación territorial de la ciudad de Murcia. Floridablanca, privadamente, era un personaje muy religioso. Es más, mientras estuvo en Murcia, en los últimos años de su vida, estaba escribiendo. Estaba escribiendo un tratado de teología. Su propio padre, cuando enviudó, se hizo sacerdote y estaba precisamente en la iglesia donde había vivido Floridablanca de joven, que es la iglesia de San Juan Bautista de Murcia. Floridablanca quiso comprar un cuadro para la capilla del Santísimo y se lo encomendó a Gregorio Ferro. Sabemos que incluso el propio Goya se había ofrecido, pero Floridablanca era, en este sentido, más partidario de un pintor más especializado en temas religiosos y este era el caso de este gallego Gregorio Ferro, donde se representa el sueño de San José antes de la huida a Egipto. Cuando Napoleón invadió la península en 1808, la nación se levantó en armas a través de lo que llamamos las juntas de defensa o juntas supremas de defensa. En Murcia eligió a un anciano de 80 años como era Floridablanca, en esta época lo eligió como presidente de su junta suprema. Floridablanca no era partidario de unas cortes estamentales. Él quería una junta central, centralizadora, digamos, del poder, que tuviera el poder para hacer frente a la invasión francesa, aprovechando, además, precisamente, que el rey estaba cautivo en Francia. Por lo tanto, la soberanía estaba depositada en la propia nación. Y esa junta central le nombró unánimemente presidente, es decir, culminó su carrera política como jefe de estado y con título de Alteza Serenísima. Y, precisamente, también, pues sería la junta central la que llevaría a cabo esas cortes representativas, a pesar de la oposición que siempre tuvo de la regencia. Como siempre, Floridablanca se mueve en el terreno de lo que yo he llamado los bypass, es decir, es la cohabitación con el propio sistema que él mismo critica, pero sin romperlo y sin sacrificar esa generación. Por eso, precisamente, creo que Floridablanca fue elegido. Tanto por los más radicales como por los más reaccionarios para presidir el gobierno que garantizara la independencia de España. Es decir, aquí el que podía representar la concordia. Este es, quizá, la mayor aportación de Floridablanca justo al final de su vida y, por eso, los murcianos y los españoles deberían vanagloriarse de haber tenido un personaje de esta trascendencia. Es la persona adecuada en esos periodos de turbulencias.

Propietarios

UMtv (Universidad de Murcia)

Publicadores

Francisco Javier Guillamon Alvarez

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