En 2011, un grupo de emprendedores
montaron una pequeña empresa
que se llamaba Wang -dólar
Sainz Klopp,
traducido al castellano -El
club del afeitado,
de un dólar volar esta empresa
tuvo un gran atrevimiento
porque pretendía competir con
dos grandes fabricantes
de maquinillas de afeitar
que seguro conoces.
Igual, quién son?
Cómo pudieran hacer esto posible?
Cómo iban a competir con estas
maquinillas que ya
disponían de una grandísima calidad?
Pues bien, en vez de innovar
en propuesta de valor,
que es donde siempre solemos
mirar hacia la innovación,
lo que ellos hicieron
es validar la forma
en la que ingresaban dinero por
parte de sus clientes y en el flujo
de beneficios.
Lo que hicieron estos emprendedores
es generar un modelo de suscripción
por el cual los clientes, pagando
una pequeña cantidad al mes,
se asegurarán de recibir no
solo maquinillas nuevas
de vez en cuando recambios, sino
también complementos,
cremas, material, para
cuidar la barba,
el pelo, etc. Unos años
después, en 2016,
vendieron su empresa por más
de 100.000.000 de dólares,
como lo hicieron, como he comentado,
innovando, no en producto,
sino en modelo de negocio y
particularmente en flujo
de beneficio.
Una propuesta valor, como decía
en un curso anterior
en un módulo anterior no es valiosa
porque tú creas que valiosa,
sino que debe ser valiosa, porque
un segmento de clientes,
un conjunto de personas,
han visto tu prototipo
y te han dicho.
Oye, esto es interesante,
esto me gusta,
pero déjame quedar a una pregunta es.
Esto suficiente?
Vale con que la gente esté conforme
con tu solución?
Este es uno de los grandes
errores del emprendedor.
Pensar que es suficiente con
diseñar o convalidar,
que la propuesta que están haciendo
es valiosa, pues permíteme decirte
que no, y además es muy peligroso,
es muy insuficiente,
porque la propuesta de valor sólo
será verdaderamente valiosa,
y fíjate que lleva la palabra
valor valiosa,
valor cuando alguien esté dispuesto
a pagar por ella,
cuando es más sencillo y más fácil
entender y descubrir cuál es la
forma en la que tu cliente está dispuesto
a pagar por tu propuesta de valor.
Hay distintas formas en
la que una persona
puede pagar por algo.
El clásico es compraventa, que
es el que tenía esta empresa
dos Wilkinson con su máquina de
afeitar en centros comerciales.
Tú vas coger la máquina
y ya pagan por ello
la llevarse a casa, pero
hay otras muchas,
como ésta que hemos hablado
de suscripción,
hay otras un poco más sofisticadas
que seguro que conoce.
Si usa, por ejemplo, hay
muchos clientes
que estarán dispuestos.
Cuando vean tu prototipo a decir.
Oye, hay una parte de esto
que yo utilizaría gratis
y cuando quiera algo más,
cuando hubiera una funcionalidad
nueva,
una funcionalidad más potente, estoy
dispuesto a pagar por ello.
Prototipo es importante que lo
entiendas no solo sirve
para identificar las partes de
tu producto o servicio,
que tienes que limar o
que no se entienden
o que no son valiosas;
sirve realmente para entender
todo el modelo de negocio
y para ver en qué forma tu clientes
van a hacer el gesto más bonito
que podrás encontrar.
En un proyecto emprendedor, que es
el momento en el que el cliente
saca la cartera, coge la
tarjeta de crédito
o un billete y lo pone en tu mano.