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Antes de la realización de la necropsia se exponen los cadáveres que van a ser necropsiados. Previamente a la realización de la necropsia del ave se recomienda sumergirla en agua con desinfectante para disminuir el riesgo de contaminación ambiental y de material biológico adherido al plumaje. Debemos evitar igualmente que la cabeza quede dentro del agua para que ésta no penetre en las vías respiratorias y digestivas. También se puede pulverizar el animal con un aplicador. El ave se coloca en la mesa en decúbito dorsal con las patas hacia el que realiza la necropsia. Para comenzar la técnica, se hacen incisiones a ambos pliegues cutáneos entre las extremidades posteriores y el abdomen. Un tercer corte horizontal y posterior a la quilla se realiza entre las dos incisiones anteriores. Se ejerce tracción hacia adelante y hacia atrás de la piel en la zona de incisión para descubrir la canal del animal. Después, se desliga la piel en el extremo anterior con precaución para no romper el buche que se encuentra en la entrada del pecho. Una vez extraída la piel del cuello, se observa la tráquea, el esófago y el buche. Se expone el buche y a continuación, despellejamos las extremidades para proceder a la apertura de la articulación que se realiza extendiendo la articulación y cortando los ligamentos y tendones por delante y lateralmente para dejar a la vista los cartílagos articulares.