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Apertura de la cavidad toracoabdominal. Se realiza una incisión posterior al esternón, levantando ligeramente la pared para evitar dañar las vísceras. De los extremos de la incisión se continúa lateralmente hasta la unión entre esternón y costillas. Se hacen dos cortes a ambos lados de la pechuga, como líneas de trazo para, con la ayuda de un costótomo, o cualquier otro instrumento cortante, incidir cortando las costillas en dirección anterior hasta las clavículas de cara a retirar la pared toracoabdominal. De esta manera quedan expuestas las distintas vísceras en el cadáver. El primer órgano que se extrae es el hígado. Se secciona desde el punto de inserción y se tracciona caudalmente. Le sigue la extracción del corazón seccionando los vasos principales y lo extraemos conjuntamente con el pericardio. A continuación, se localiza el bazo, se separa de su inserción y se extrae. La tráquea se señala en su bifurcación por los bronquios principales en el interior de la cavidad toracoabdominal. Para la extracción del aparato respiratorio y digestivo se secciona a ambos lados del pico con unas tijeras, se separa de la base del cuello, se tracciona y se inicia la separación de los sacos aéreos para poner en evidencia los pulmones, que se localizan en el techo de la cavidad toracoabdominal en su porción anterior. Los pulmones los ponemos de manifiesto introduciendo el dedo y separándolos de las costillas, de un lado y de otro para, posteriormente, extraerlos de forma conjunta. Se muestran los espacios intercostales entre los que se localiza el pulmón.