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La retirada de piel permite la inspección del subcutáneo y también la zona de referencia de las articulaciones. Es importante, en el caso de una articulación abultada sospechosa de estar inflamada y de la cual se quiere extraer una toma séptica, antes de abrirla, puesto que el cuchillo y todo el medio en el que trabajamos está contaminado, conviene flamearla y mediante una aguja estéril, sacar ese contenido. Se abre la articulación, se examinan las superficies articulares, si tienen alguna alteración macroscópicamente evidente examinando el contenido, el aspecto del líquido sinovial, la lisura de los cartílagos articulares o posibles alteraciones de la sinovia. Para la extracción de un hueso largo de cara al examen de la médula ósea, separamos el hueso de la musculatura, lo desarticulamos y lo aislamos. El hueso largo, una vez extraído y cortado longitudinalmente, nos permite acceder a la toma de cualquier muestra de la médula ósea.