Idioma: Español
Fecha: Subida: 2010-08-28T00:00:00+02:00
Duración: 9m 16s
Lugar: Espinardo - Facultad de Veterinaria - Sala de Disección de Anatomía Veterinaria.
Lugar: Curso
Visitas: 18.278 visitas

Bóveda y cavidad craneana en bóvidos y cánidos

Área de Anatomía y Embriología Veterinarias

Descripción

Área de Anatomía y Embriología Veterinarias. Departamento de Anatomía y Anatomía Patológica Comparada. Facultad de Veterinaria de Murcia. Proyecto de Innovación Docente para el desarrollo del Campus Virtual de la UMU

Transcripción

A continuación, vamos a describir las diferencias más significativas que tenemos en la conformación de la bóveda del cráneo en el vacuno y en el perro. En el caso del vacuno lo más llamativo es el enorme desarrollo que presenta la escama del frontal. Como podemos apreciar, a diferencia del caballo, esta escama prácticamente se prolonga hasta la cara nucal. Como consecuencia del enorme crecimiento caudal experimentado por la escama del frontal, los parietales quedan desplazados muy lateralmente e incluso incorporados a la cara nucal de la bóveda del cráneo. Asimismo, queda en una situación mucho más ventral la escama del occipital. Como podemos apreciar, al igual que ocurría en el caballo, en esta escama lo más saliente es esta protuberancia occipital externa pero a diferencia del caballo, incorporada plenamente a la cara nucal. De la escama del frontal conviene también destacar la presencia de las apófisis cornuales. Estas apófisis cornuales van a constituir la base ósea del cuerno que caracteriza a esta especie. En esta porción cornual podemos encontrar una constricción que se conoce con el nombre de cuello de la apófisis cornual que se continúa con un ensanchamiento que se refiere con el nombre de corona. En los animales ya adultos o de mayor edad podemos apreciar cómo el frontal en su crecimiento caudal produce una elevación entre ambas apófisis cornuales que en este caso se conoce con el nombre de protuberancia intercornual. Que no hay que confundirla con la referida anteriormente con el nombre de protuberancia occipital externa perteneciente a la escama del occipital. Al desplazarse lateralmente los parietales apreciamos también que la fosa temporal es mucho más profunda y queda en situación más lateral que en el caso del caballo. También en relación con la escama del frontal debemos destacar el trayecto de la apófisis cigomática de este hueso. A diferencia del caballo, podemos apreciar que esta apófisis cigomática del frontal no apoya en la cigomática del temporal, sino que lo hace en la apófisis temporal del hueso cigomático. Por lo tanto, es una diferencia importante a tener en cuenta. Asimismo, podemos observar cómo en la superficie dorsal de la escama del frontal se abren unos orificios que corresponden a la terminación del llamado canal supraorbitario. Este canal supraorbitario tiene su origen en el techo de la órbita. Va a atravesar todo el hueso frontal y va a emerger en la superficie dorsal del mismo a través de uno o varios orificios supraorbitarios Los accidentes que se describen en la escama del temporal o en la porción escamosa del temporal son prácticamente idénticos a los referidos en el caballo, con la diferencia de conformación de la fosa mandibular, del tubérculo articular y de la apófisis retroarticular, que quedan más comprimidas en este caso. En lo referente al perro, podemos observar en esta preparación la situación que ofrece tanto la escama del frontal, los dos huesos parietales que en este caso se fusionan constituyendo una cresta sagital externa muy visible en ciertas razas y en animales ya mayores o más osificados que se continúa además con una apófisis que recibe el nombre de apófisis interparietal. Esta apófisis interparietal queda situada en relación con el pequeño hueso. interparietal que describimos en el caso del caballo. Como diferencia importante de la conformación de la bóveda del cráneo, destacamos el escaso desarrollo que presentan las apófisis cigomáticas del frontal. En este caso, podemos observar que dicha no apoya en el arco cigomático. Este apoyo será relegado o será sustituido por la presencia de un ligamento orbitario que cerrará lo que es la órbita. Por lo tanto, esta especie tampoco se desarrolla el canal o el agujero supraorbitario sino que simplemente queda una pequeña muestra o fisura conocida con el nombre de escotadura supraorbitaria. La parte más lateral de la bóveda del cráneo sigue estando conformada por la porción escamosa del temporal, que muestra el nacimiento de una apófisis cigomática bastante curva y que presenta los mismos accidentes óseos, es decir, el tubérculo articular, la fosa mandibular y la apófisis retroarticular que constituyen la referencia para la articulación temporomandibular. Como ocurría en el caso del caballo, en la escama del occipital es muy notable el desarrollo de la protuberancia occipital externa, que al igual que en el caballo, se prolongaba lateralmente con las crestas de la nuca. Una diferencia importante en esta especie es la existencia en la escama del occipital de dos tubérculos nucales. Estos tubérculos nucales, junto con los cóndilos del occipital, van configurando el agujero magno para la entrada de la médula espinal en relación con médula oblongada. Respecto a la conformación de la cavidad craneana, simplemente referenciar que en el caso del vacuno no se describe tentorio óseo del cerebelo. En su lugar tenemos una pequeña protuberancia occipital interna, que nos separá la fosa cerebelosa de la fosa cerebral. Asimismo, en las alas del basifenoide no observamos por separado un surco oftálmico y un surco del nervio maxilar, ya que estos dos nervios, discurren juntos para abrirse al fondo de la órbita a través de un amplio orificio que recibe el nombre de agujero órbito-redondo. Otra diferencia importante respecto al caballo es la conformación de una profunda fosa hipofisaria. Fosa hipofisaria que también presenta un relieve dorsal conocido con el nombre de silla turca. Esta silla turca o dorso de la silla podemos apreciarlo también en el caso del perro. Si retiramos el encéfalo en esta preparación podemos apreciar cómo esa fosa hipofisaria está marginada por esta elevación que tenemos aquí que constituye el dorso de la silla. Y se describe tanto en el perro, como vacuno como en el cerdo. En el caso del perro, en lo referente a la cavidad craneana podemos destacar también la presencia de un tentorio óseo del cerebelo que, al igual que en el caballo, nos separa la fosa cerebelosa de la fosa cerebral. Y es digno de destacar en esta especie la profundidad que adquieren las fosas etmoidales debido al enorme desarrollo de los bulbos olfatorios encargados de recibir los nervios olfatorios es decir, encargado de recibir al primer par craneal. Esta sería la diferencia más importante que encontramos respecto a la configuración de la base, la bóveda y la cavidad craneana en el vacuno y en el perro.

Intervienen

Francisco Gil Cano
Gregorio J. Ramirez Zarzosa
Jose Maria Vazquez Auton
Maria Dolores Ayala Florenciano
Octavio Miguel Lopez Albors
Rafael Manuel Latorre Reviriego

Realizadores

Ana Isabel Merino Jimenez
Maria Inmaculada Lopez De Molina Martinez

Propietarios

UMtv (Universidad de Murcia)

Publicadores

Francisco Gil Cano
Octavio Miguel Lopez Albors

Comentarios

Nuevo comentario

Serie: Osteología: Cabeza (+información)

Relaccionados