El esqueleto de la cara se completa
con el análisis de las mandíbulas
y con el estudio del aparato hioideo
que se sitúa en el interior
del espacio
intermandibular. Comenzaremos
analizando de forma
comparada el estudio de la mandíbula.
La mandíbula es un hueso par.
Sin embargo,
conviene resaltar que en
el caso del caballo
y también del cerdo,
las dos mandíbulas
se unen prontamente conformando
una sinostosis
que hace imposible su separación.
En todas las especies,
en la mandíbula se puede destacar
una porción vertical que se conoce
con el nombre de rama de la
mandíbula, y una porción horizontal
que se describe como cuerpo
de la mandíbula.
En el cuerpo de la mandíbula destacamos
dos porciones.
La porción más rostral que aloja los dientes
incisivos recibe el nombre
de porción incisiva de la mandíbula.
Mientras que la porción
caudal más amplia
y que sirve de sostén a los dientes
premolares y molares inferiores,
recibe el nombre de porción
molar de la mandíbula.
En la porción incisiva destacamos
una superficie dorsal
conocida con el nombre
de cara lingual
puesto que aquí apoya el
vértice de la lengua.
En contraposición a la superficie ventral que recibe
el nombre de cara labial.
Esta porción incisiva de
la mandíbula se caracteriza
porque presenta un arco alveolar.
Arco alveolar
que aloja a los 6 dientes
incisivos inferiores
que se describen en esta especie.
La porción molar del cuerpo
de la mandíbula
se caracteriza porque presenta
una cara externa
conocida con el nombre de cara bucal.
Y una cara interna que recibe el
nombre de cara lingual. Esta porción
molar de la mandíbula
presenta también su correspondiente
arco
alveolar con sus correspondientes alveolos
que sirven para alojar a los dientes premolares
y molares inferiores.
Señalar que el espacio que
existe entre este arco
alveolar de la porción molar de
la porción de la mandíbula
y el arco alveolar de la
porción incisiva
de la mandíbula está constituido,
por una parte sin alveolos dentarios conocidos
con el nombre de barras. Estas
barras en el caso de los caballos
machos con cierta edad, se ven interrumpidas
por la emergencia
de los dientes caninos. Destacar
también en la porción molar
del cuerpo de la mandíbula
la presencia de un orificio.
Este orificio que vemos en el extremo rostral
de esta porción molar de la mandíbula,
corresponde al agujero mentoniano y es el lugar
por donde va a salir el nervio
del mismo nombre para recoger la
sensibilidad del menton.
El cuerpo de la mandíbula
se une a la rama
configurando un ángulo. A nivel
de ese ángulo en el caballo y también
en los rumiantes se puede describir
la presencia de una escotadura.
Esta escotadura recibe el nombre de escotadura
de los vasos faciales.
Y por dicha escotadura van
a pasar la arteria
y vena facial y el conducto parotidio.
Será el lugar de referencia
para la toma del pulso arterial
en el caballo.
La rama de la mandíbula
a partir del ángulo se dispone
verticalmente
y en ella encontramos dos fosas.
Una fosa por su cara lateral
o externa que recibe el
nombre de fosa masetérica
puesto que aquí se va a
implantar el músculo masetero.
Y por su cara interna,
describimos una fosa más profunda
que recibe el nombre de fosa pterigoidea.
Esta fosa pterigoidea
es el lugar de inserción
del músculo pterigoideo mediano.
Asimismo, en esta
cara interna o cara medial
de la rama de la mandíbula
podemos destacar la presencia
de un nuevo orificio.
Este orificio se conoce con
el nombre de agujero
de la mandíbula. Y ese agujero
de la mandíbula irá delimitando
por el interior del hueso
un canal para el tránsito del
nervio al alveolar inferior.
Ese nervio alveolar inferior
que va ir recogiendo la sensibilidad
de los dientes molares
y premolares, se prolongará hacia la porción
incisiva de la mandíbula
para recoger la sensibilidad
de los dientes incisivos
y terminará también a nivel del agujero mentoniano
para dar lugar a la salida de nervio mentoniano.
La porción más dorsal de la rama
de la mandíbula termina en 2 apófisis.
La apófisis más rostral se conoce
con el nombre de apófisis coronoidea
que va a ser el lugar donde se
fije o donde se inserte
el músculo temporal
el cual recordamos se originaba
en la fosa
del mismo nombre. Más caudal
y ventralmente tenemos
una segunda apófisis que recibe
el nombre de apófisis
condilar. En esta apófisis condilar
podemos destacar tres accidentes.
Por una parte, una superficie,
articular cilíndrica,
que recibe el nombre de cóndilo de
la mandíbula o cabeza.
A continuación, lo que se conoce
con el nombre de cuello
de la mandíbula, es decir,
la parte que une esa cabeza
o cóndilo de la mandíbula
con la rama. Y medialmente una
pequeña depresión que se conoce
con el nombre de fovea pterigoidea. En este caso
esa fovea pterigoidea va a servir
para inserción del músculo pterigoideo lateral.
Un accidente a destacar
propio de los équidos en el borde
caudal de la rama de la mandíbula
es la tuberosidad del músculo externo mandibular.
Resaltamos que
esta tuberosidad
es propia de los équidos
y no se describe
no se describe en ninguna
otra especie doméstica.
Desde un punto de vista comparativo
y en relación a los rumiantes,
lo primero que
debemos describir
es que las dos mandíbulas casi nunca
terminan unidas en sinostosis, sino más bien en sincondrosis
con lo cual son fácilmente separables.
Asimismo, observamos que el
cuerpo de la mandíbula
ofrece un trayecto curvo. Se
describe la escotadura
de los vasos faciales y a nivel
de la rama de la mandíbula
lo que destaca es una apófisis coronoidea
muy larga, puntiaguda
y dirigida caudalmente.
En esta preparación
que hemos realizado de una
mandíbula de vacuno
podemos apreciar el trayecto
del canal de la mandíbula
o canal mandibular.
Vemos cómo el nervio alveolar
inferior penetraría por este agujero
de la mandíbula y discurriría por todo
el canal de la mandíbula
prestando sensibilidad a los dientes premolares y molares
y terminando lateralmente
a nivel del agujero mentoniano.
En el caso de los carnívoros
también indicar
que las dos mandíbulas se
separan fácilmente
puesto que su unión es también
en sincondrosis. En este caso
lo que destaca sobre todo
es, en primer lugar,
la ausencia de una escotadura
de vasos faciales.
Y en el ángulo de la mandíbula, la
presencia de una gran apófisis angular.
Esta apófisis angular, que vemos en
los carnívoros tanto en el perro
como en el gato
es una apófisis que va a complementar la
inserción del músculo masetero.
Podemos apreciar cómo la
rama de la mandíbula,
la fosa masetérica que
aloja ese músculo
es mucho más profunda que las otras
dos especies analizadas
debido a la importancia que tienen
aquí los músculos masticadores a la hora
de la dentellada.
Asimismo, apreciamos que la apófisis coronoidea
es muy ancha y muy amplia
debido también al enorme desarrollo
que presenta el músculo temporal,
otro músculo que interviene en
la elevación de este hueso.
Por lo tanto, apreciamos
que la apófisis condilar, que el cóndilo
de la mandíbula queda en una
situación mucho más ventral
que en el resto de las
otras especies.
También destacar en lo
referente al perro,
que el agujero de la mandíbula que
da acceso al canal mandibular
suele terminar en la porción
incisiva o mejor dicho,
en la porción molar bucal
de este hueso
no constituyendo un solo agujero mentoniano,
sino incluso apareciendo
dos agujeros mentonianos
por esta cara lateral.
La mandíbula es muy importante
desde el punto de vista
de la articulación que establece
con la base del cráneo
para constituir lo que es la
articulación temporomandibular.
Esta articulación temporomandibular
es una de las articulaciones
más importantes de la cabeza y
vamos a recordar brevemente
cuáles son las superficies
articulares que intervienen
en la conformación de la misma.
Por una parte recordamos los
accidentes que se encontraban
en la base o raíz de
la apófisis cigomática del temporal.
En el estudio del cráneo
describíamos
la presencia de un tubérculo
articular, una fosa mandibular
y una apófisis retroarticular. Estos
tres accidentes
van a establecer conexión con el
cóndilo o cabeza de la mandíbula.
De tal manera que los principales
movimientos
que va a desarrollar
esta articulación
son los de elevación y descenso
de la mandíbula
y también movimiento de dilución,
movimientos laterales
de la mandíbula para triturar
el alimento.
Como se puede apreciar,
las apófisis coronoides
quedan alojadas en plena fosa
temporal al objeto
de recibir la inserción
del músculo temporal
que toma origen en dicha fosa.
Estas estructuras son más patentes
en el caso del carnívoro.
En el caso del perro podemos
apreciar cómo las apófisis coronoides ofrence un gran tamaño,
como corresponde al gran
desarrollo del músculo temporal
que va a ocupar toda la
fosa del mismo nombre
y que, por lo tanto, va a intervenir
decisivamente
en la elevación de esa mandíbula
en el momento de la dentellada.
Para terminar el estudio
de la mandíbula,
simplemente referir que en
todas las especies
entre la apófisis coronoidea y la apófisis condilar se describe
una escotadura,
una muesca en forma de C
conocida con el nombre
de escotadura de la mandíbula. Por esta dura
pasará el nervio masetérico
que, como su nombre indica,
llevará en elevación motora
al músculo masetero.
Respecto al aparato hioideo
significar que se trata de una cadena de huesos
que se extienden desde
la base del cráneo
hasta el nacimiento de la lengua
y la situación de la laringe. Los
huesos que integran el aparato
hioideo de rostral a caudal son
los siguientes.
Por una parte, el basihioide que en el caso
de los équidos presenta una gran apófisis
lingual que se introduce en la
raíz o base de la lengua.
Caudalmente al basihioides destacamos los tirohioides
que como veremos,
establecen articulación
con el cartílago
tiroides de la laringe. Verticalmente
al tirohioides y al basihoides
destaca
el queratohioide.
El queratohioide se continúa con un pequeño
núcleo de osificación
en el caballo que es el ephioide y caudalmente
un gran hueso del aparato
hioideo que lo acerca
a la base del cráneo conocido
con el nombre de estilohioide.
Este estilohioide se articulará
con la apófisis estiloidea
de la porción timpánica del temporal
mediante un pequeño hueso
cartilaginoso que se conoce
con el nombre de tímpano
hioide.
Estos huesos los podemos describir
en un aparato hioideo aislado.
Como podemos apreciar,
en este caso tenemos el aparato hioideo de un caballo.
Lo más destacable es que su basihioide,
que es una lámina transversal
presenta rostralmente esta gran apófisis lingual.
Dorsalmente, se describen los
2 queratohioides
y caudalmente se describen
los dos huesos tirohioides.
Podemos apreciar
estos huesos tirohioides
se articulan con el cartílago
tirohioideo de la laringe.
Los queratohioides
se prolongan dorsalmente
con dos pequeños núcleos
osificación
que rápidamente van a ser absorbidos
por los propios estilohioides.
Estos dos núcleos
o estos dos huesos de aspectos
redondeado,
reciben el nombre de epihioides.
Y sin lugar a duda, el hueso
desarrollado del aparato hioideo
en esta especie corresponde
al estilohioide.
En este hueso estilohioide
destaca caudal y ventralmente
un saliente conocido
con el nombre de ángulo estilohioideo
o ángulo del estilohioide.
Que va a servir para
inserción del músculo occipitohioideo
y para origen del músculo
estilohioideo.
El estilohioide, como comentábamos anteriormente,
se continúa con un pequeño hueso
cartilaginoso en su mayor parte
que corresponde al tímpano hioides.
Hueso timpanohioides que se
une a esa apófisis
estiloidea del temporal para constituir
la articulación temporohioidea.
Desde el punto de vista comparativo,
existen algunas diferencias respecto
a la conformación
del aparato hioideo. En el
caso de los rumiantes,
y más concretamente en el vacuno
apreciamos que
aunque se describe una apófisis lingual ésta
ofrece un menor desarrollo
y un aspecto redondeado a diferencia
de la apófisis lingual que veíamos
en el caso del caballo.
Asimismo, en el vacuno ofrecen
un gran desarrollo
los ephioides, que prácticamente, si
observamos, tienen casi
el mismo tamaño que los queratohioides.
Estos ephioides se continúan
con los estilohioides
que al igual que en el equino,
siguen describiendo el referido
ángulo estilohioideo.
En el caso del perro aprovechamos
esta preparación
donde mantenemos el aparato hioideo
unido al cartílago tiroideo de la laringe.
Laringe y primeros cartílagos traqueales. Los
huesos que integran
el aparato hioideo
siguen siendo los mismos,
pero con algunas diferencias
importantes. Así por ejemplo,
en este aparato
hioideo aislado observamos que el basihioides
carece completamente de apófisis lingual.
Ya no es redondeada ni es acuminada,
simplemente no existe.
Están muy desarrolladas los tirohioides,
que se articulan con la laringe
como en todas las especies. Dorsalmente
nos encontramos con los
queratohioides
con un aspecto similar
al de las otras especies
y aquí la diferencia principal
estriba en el enorme desarrollo
de los ephioides.
Estos ephioides van prolongando el aparato
hioideo hacia la base del cráneo
y completan esa prolongación
con el estilohioide
con una peculiaridad y
es que este estilohioides,
además de carecer de ángulo
estilohioideo,
ofrece un aspecto curvado.
Ese aspecto curvado se
debe a la presencia
de las bullas timpánicas que tienen que ser
salvada por dichos estilohioides
para establecer la
articulación con la base
del cráneo.
De esta forma, hemos completado
el estudio del esqueleto
cefálico, principalmente
en el caballo
y abordando las diferencias
más significativas
que se pueden encontrar en otras
especies domésticas.