José Mayor Iborra como comisario de la exposición Personatges de la DANA presentada el 22 de septiembre de 2025 en la Sala de exposiciones del Centre Sociocultural de L'Eliana (Valencia), nos esboza las aportaciones del artista y también profesor de la Universidad de Murcia Antonio García López, en este singular proyecto donde desde el arte se hace una reflexión sobre el asunto de la DANA y sus traumáticas consecuencias.
El 29 de octubre de 2024, una DANA de intensidad histórica azotó la Comunidad Valenciana, desbordando cauces fluviales y anegando decenas de municipios. Las consecuencias fueron devastadoras: viviendas arrasadas, cultivos destruidos, infraestructuras colapsadas. Entre los lugares más afectados se encuentra el Barrio Orba de Alfafar, localidad donde reside Antonio García López. La pérdida de la casa de sus padres y los destrozos en su propia vivienda supusieron una fractura no solo material, sino simbólica, que reconfiguró su vínculo con el entorno, sus condiciones de vida y, de forma decisiva, su práctica artística.
Desde esa herida concreta y vivida —no desde el distanciamiento testimonial ni desde el impulso documental— emerge la serie Personatges de la DANA, cuyo desarrollo no responde a una lógica narrativa ni a un archivo del desastre, sino a una elaboración plástica del duelo desde la materia misma.
Señoras y señores, autorizar 3
presidentes representantes
del Ayuntamiento de Viana por
el asistente artista,
amigo Antonio, como comisario
de esta solución,
es para mí un honor.
Dirigirme a ustedes engaño a
colación de personajes de la Dama.
La nueva propuesta artística
de Antonio García López
lamento, lamento sinceramente no
poder acompañarles físicamente,
ya que mis obligaciones docentes en
la universidad justamente hoy lunes,
impidan sin embargo quiero
transmitirles mi agradecimiento
por su presencia y por acompañar
consumida esta muestra
que permanecer abierta hasta
el próximo 10 de octubre.
En primer lugar,
deseamos agradecer al propio artista
su confianza y generosidad
al compartir un trabajo tan
íntimo, tan necesario,
y también las instituciones
culturales que lo han hecho posible.
Nos convoca una obra que nace de
un acontecimiento doloroso
que no podemos olvidar nada,
nada el año pasado,
una catástrofe meteorológica
que dejó tras de sí
la pérdida de vidas hogares
destruidos y una huella emocional
profunda Antonio García López,
nacido en Valencia
en 1970, actualmente, compañero
y profesor titular
de la Universidad de Murcia y
artista con una larga trayectoria
vinculada a colas y a la asamblea
g vivido en primera persona.
Aquel desastre afectó tanto
a la casa de sus padres
como su propia vivienda.
Su respuesta no solo fue personal
sino también artística,
su compromiso, su compromiso
como artista,
convertir la herida en
memoria compartida,
transformar el dolor en
un lenguaje plástico
que hoy podemos recorrer
en esta sala.
La exposición reúne más de 30 piezas
entre las pinturas, esculturas,
obras que utiliza en materia
de reciclados,
Papel y Cartón,
fragmentos de revistas, restos
de objetos cotidianos,
para construir imágenes, del
desgarro pero también de esperanza
cada pieza, es un testimonio
del impacto humano,
de la catástrofe y, al mismo tiempo,
un homenaje a quienes sufrieron
y a quienes ayudar,
porque esta exposición no solo
habla de las víctimas,
sino también del voluntariado
espontáneo,
que surgió en aquellos días, una red
de insularidad, solidaridad, perdón,
que tuvo a las comunidades afectadas
cuando más lo necesitaban.
Conviene subrayar que este
proyecto se inserta
en una trayectoria artística
muy coherente,
muy coherente, García López.
Ha desarrollado a lo largo
de los últimos años
un lenguaje muy personal y
en el que esas técnicas
se convierten en herramientas
críticas frente al consumismo
la desigualdad y en este caso
a la emergencia ecológica.
En series anteriores como
persona de la crisis,
capital personajes insostenibles
del artista
y había demostrado que
es posible hacerla,
del residuo y del Parlamento,
una poética, viso visual,
cargada de ironía, compromiso
y reflexión,
personajes de la DANA, esa poética
se vuelve aún más cercana
porque se origina en la evidencia
directa del desastre.
El gesto de cortar
y recomponer y márgenes no es
solo un recurso estético,
sin una metáfora de la
reconstrucción,
tras la pérdida,
donde hubo ruina el artista
recompone donde hubo fragmento roto,
surge una figura nueva que interpela,
donde hubo silencio emerge
la pregunta,
pero es que históricamente fue un
lenguaje de ruptura y crítica,
se convierte aquí en un espacio
para la resilencia,
la memoria, el resultado es
una cartografía visual
que nos obliga a pensar en nuestra
relación con la naturaleza
y en la fragilidad de nuestras
formas de vida.
El cambio climático ya no es
una abstracción científica
sino una experiencia directa que
golpea territorios concretos,
familias concretas,
comunidades concretas delante
de Antonio García López.
Nos recuerdan que esta experiencia
debe ser elaborada colectivamente,
porque solo desde la memoria
compartida es posible abrir caminos
hacia un futuro más justo
y sostenible.
Quiero insistir también
en el doble homenaje
quien encierra esta muestra,
por un lado,
a las víctimas que lo perdieron
y en las que hoy nos quedan.
Recordamos con respeto.
Por otro lado,
los vecinos que ayudará sin ser
convocados por ninguna institución,
acudieron a ayudar a
limpiar a sostener
ellos encargan de la parte luminosa
de esta catástrofe,
la capacidad de la sociedad civil
para organizarse y cuidar.
Este reconocimiento atraviesa la
obra y la dota en un sentido comunitario
que va más allá de la experiencia
individual del artista.
Permítanme ahora detenerme en
una reflexión más amplia.
Qué papel tiene el arte en un
contexto del desastre natural
y crisis climática?
No puede devolver lo perdido
ni reparar lo irreparable,
pero sí puede cumplir 3
funciones esenciales.
Primero, dar testimonio de
las obras que tienen
unidades que están reunidas.
No son documentos sensibles
de lo ocurrido.
Segundo, elaborar el duelo,
permite transformar la herida
en memoria, la memoria,
en aprendizaje y tercero, general.
Conciencia.
El arte nos convoca a repensar
nuestra relación
con el entorno para cuestionar
ámbitos de consumo
e imaginar modos de vida
más sostenibles.
La hora de García López
se sitúa justamente
en esa inclusiva cerrada.
Entre lo íntimo y lo colectivo
entre plástico.
Yo, político no es un arte o archivo;
si no comparecido no busca
respuestas fáciles,
sino preguntas necesarias.
Cada colas, cada ensamblaje,
cada pintura, nos interpela
como espectadores
y como ciudadana nos recuerda que
no podemos seguir ignorando
las consecuencias del modelo de
vida que hemos construido
y que nuestra fragilidad es también
una oportunidad para cambiar.
Concluiré retomando el sentido
de esta inauguración.
Hoy no solo celebramos
una exposición,
sino también la capacidad
del arte para dar forma
a lo indecible personajes de la DANA.
Es una obra nacida de la pérdida
pero proyectada hacia la esperanza,
una obra que honra a
quienes sufrieron,
y a quienes ciudadana una obra que
nos invita a mirar de frente,
la vulnerabilidad de nuestro
tiempo y a no resignarnos.
Para finalizar, como comisario
de su exposición,
quiero agradecer de nuevo su
confianza al Ayuntamiento
de la diana por su apoyo
institucional
y al público por su presencia.
Les invito a recorrer la
muestra con calma,
con mucha calma, a dejarse afectar
por las imágenes.
Son duras permitir que cada pieza
dialogue con su memoria
y su sensibilidad.
Por último, muchísimas gracias
de todo corazón.