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Los huesos que hemos estudiado que conforman la base y la bóveda del cráneo van a constituir una cavidad conocida con el nombre de cavidad craneana. Esta cavidad craneana se encarga de alojar al encéfalo. Y en su interior podemos observar una serie de accidente o de referencias óseas importantes a tener en cuenta. En primer lugar, aprovechando un corte sagital de todo el cráneo del caballo, vamos a referir los mismos huesos que hemos estudiado para la base y para la bóveda del cráneo. De caudal arrastrar y en relación con la superficie interna de la base del cráneo y de esta cavidad craneana, nos encontramos con la porción basilar del occipital, la porción lateral del occipital, el cuerpo del basifenoide y el cuerpo del hueso prefenoide. Como podemos observar en esta preparación, dicho cuerpo está labrado o en dicho cuerpo se labra en su interior un seno paranasal, que se conoce con el nombre de seno esfenoidal o seno esfelopalatino en el caso del caballo. Asimismo, en esta superficie ventral en esta superficie dorsal de la bóveda del cráneo, de la cavidad craneana, debemos destacar las alas del basifenoide y observamos la enorme proyección que representan las alas del hueso prefenoide. Más lateralmente nos encontramos con la porción petrosa del temporal. Dorsalmente ya observamos uno de los huesos de la bóveda del cráneo, las camas del occipital, la sección de uno de los huesos parietales y la sección de las escamas del frontal. La cavidad del cráneo se completa con la existencia de un hueso situado rostralmente, perteneciente al hueso etmoide lo que es la lámina cribosa del hueso etmoide. La cavidad del cráneo se puede subdividir en otras tantas cavidades. Caudalmente observamos lo que va a ser la fosa cerebelosa. La parte más amplia de la cavidad es la fosa cerebral y la porción más rostral y profunda es la fosa etmoidal. La fosa cerebral está separada de la fosa cerebelosa por un importante accidente óseo que se conoce con el nombre de tentorio óseo del cerebelo. Este tentorio óseo del cerebelo está conformado por una serie de apófisis tentóricas procedentes de las escamas del occipital y de los huesos parietales. En relación con la superficie dorsal de la porción basilar del occipital, conviene destacar la presencia de dos pequeñas depresiones. Dos pequeñas depresiones causadas por la impresión de el tronco del encéfalo. Esas impresiones que vamos a destacar en la superficie dorsal de la porción basilar del occipital corresponden a las impresiones medular y pontina. Es decir, las impresiones que nos va a dejar a ese nivel la médula oblongada y el puente del tronco del encéfalo. A nivel del cuerpo del basifenoide, lo que destaca en su superficie dorsal es la presencia de una fosa que se conoce con el nombre de fosa hipofisaria, también referida en otras especies, en el caballo con el nombre de silla turca. Esa fosa hipofisaria como podemos observar en esta preparación, es el lugar donde va a tomar asiento la glándula hipófisis. En lo referente al hueso prefenoide destaca una lámina transversal ósea que se conoce con el nombre de yugo esfenoidal. Este yugo va protegiendo a los canales ópticos. Canales ópticos que sirven para el trayecto de los nervios ópticos procedentes del globo ocular y que se abren en el fondo de la órbita. Esos canales ópticos por donde transitan los nervios ópticos que van a unirse antes de llegar al tronco del encéfalo para constituir el quiasma de los nervios ópticos. El cuerpo del prefenoide termina en un pequeño pico conocido con el nombre de pico o rostro del prefenoide que inmediatamente se une al hueso etmoide constituyendo la llamada creta Galli o crestas de gallo. Esta cresta de gallo nos va delimitando las dos fosas etmoidales, constituida por la lámina cribosa del etmoide llamada así por la multitud de orificios que presentan dichas láminas para el paso de los nervios olfatorios es decir, los primeros pares craneales. Por último, en las alas del basifenoide conviene destacar la presencia de dos surcos. Estos surcos se conocen con el nombre de surcos de los nervios oftálmicos y maxilar. Y son surcos para el trayecto de dichos nervios antes de que abandonen la cavidad del cráneo a través de sus respectivos agujeros redondo y fisura orbitaria. Para terminar simplemente referir que en la porción petrosa del temporal que constituye la lámina, perdón, la cara lateral de la fosa cerebelosa, pues nos encontramos con la presencia de un importante orificio, conocido con el nombre de poro acústico interno por donde va a salir el nervio vestibulococlear y por donde a su vez va a penetrar el nervio facial. En esa fosa cerebelosa comentar que se aloja el cerebelo con sus dos hemisferios cerebelosos y que la parte central del cerebelo, conocida con el nombre de vermis del cerebelo, también va a dejarnos su impresión a nivel de las camas del occipital. De tal manera que esta impresión que estamos viendo situada dorsalmente por el interior de las camas del occipital es lo que se conoce con el nombre de impresión vermial el lugar donde el vermis del cerebelo deja huella de su situación. De esta forma, hemos podido comprobar que el cráneo lo podemos estudiar por todo lo que es su superficie externa y al estudiarlo por la superficie interna, vemos cómo se conforma perfectamente esta cavidad craneana que como dijimos, va a ser muy importante puesto que aloja a todo lo que es el encéfalo -.