Completamos esta práctica analizando
las principales formaciones
vasculares arteriales y venosas
que participan enel riego de los músculos masticadores
y faciales, y también
terminamos la misma
analizando algunas de
las estructuras nerviosas
que intervienen en la inervación
de los mismos.
Comenzando por el riego arterial,
debemos destacar, en primer lugar,
que todos los músculos que hemos
descrito reciben riego
de una gran arteria que discurre
por el cuello.
Se trata de la arteria
carótida común.
Esta arteria carótida común,
cuando alcanza la cabeza,
se va a dividir en dos arterias
importantes.
La arteria carótida interna,
que va a penetrar por la escotadura carotidea del
agujero para llevar riego al encéfalo,
y la arteria carótida externa.
Será de esta arteria carótida
externa de la que deriven las
principales ramas que intervienen
en el riego de las estructuras
mencionadas. De una manera genérica
podríamos decir que esta arteria
carótida externa realmente termina
en dos grandes componentes. Rostral y ventralmente
el conocido como tronco
linguofacial.
Este tronco arterial linguofacial
se divide en una arteria
lingual que va a penetrar en la lengua
para dar riego a este órgano
terminando como arteria profunda de
la lengua. Y una arteria facial
que antes de hacerse lateral por la
escotadura de los vasos faciales
nos da la arteria sublingual.
En esta preparación podemos
continuar el trayecto de esa arteria facial
una vez que ha desprendido
la arteria sublingual.
Como decíamos, pasa por la escotadura
de los vasos faciales,
acompañada de la vena facial
y del conducto parotidio
y se distribuye por toda
la cara con diferentes ramas
como, por ejemplo, la arteria labial inferior,
la arteria labial superior,
la arteria angular del ojo y las
arterias lateral y dorsal
de la nariz.
Todas estas arterias, todas estas
ramas de la arteria facial
llevan riesgo a los músculos
mencionados en la primera parte
de la práctica.
En el plano profundo, una vez
retirada la mandíbula,
podemos también analizar el trayecto
de otras formaciones
vasculares que participan en
el riego de las estructuras cefálicas.
Así, por ejemplo,
además de ese tronco
linguofacial podemos destacar
la gran arteria maxilar.
Esta arteria maxilar
podemos identificarla penetrando
a través del agujero
alar caudal y saliendo
por el agujero
alar rostral. De tal manera que la porción
que queda discurriendo por el canal
alar se conoce como porción intraósea
de la arteria maxilar.
Esta arteria maxilar
termina como arteria palatina
descendente
que se dividirá en tres ramas:
la arteria palatina menor;
la arteria esfeno-palatina
y la arteria infraorbitaria.
Complementan estas formaciones
arteriales vasculares
otras arterias desprendidas
de la carótida externa.
Así por ejemplo, la más caudal
es la arteria occipital.
Tenemos también la arteria
auricular caudal.
Describimos la arteria
al alveolar inferior,
la que penetra por el canal
de la mandíbula
acompañando al nervio
del mismo nombre.
Y la arteria temporal superficial.
Esta arteria
la destacamos puesto que
describimos en el plano superficial
la arteria transversa de la cara.
Recordamos que esa arteria
transversa de la cara
discurre junto con el nervio o ramo transverso
de la cara y la vena del mismo nombre
por la parte más dorsal del
músculo masetero.
Muchas de estas arterias
llevan venas homónimas
como ocurre con las venas
que discurren junto a las ramas
de la arteria facial.
Pero en este caso interesa que describamos
los principales colectores venenosos
que se sitúan en relación con
el músculo masetero.
En esta preparación plastinada,
una vez hemos desprendido
o hemos retirado la mayor parte
de la porción superficial
del músculo masetero,
observamos el trayecto de estas
importantes venas
que confluyen hacia la vena maxilar
y hacia la vena linguofacial.
Se trata de venas que en su trayecto
desarrollan importantes
senos venosos, dilataciones
en sus paredes. Dorsalmente
destacamos la vena transversa
de la cara. Esta vena,
aunque no se aprecia en
esta preparación,
desarrolla un seno venoso.
Cubierto por el músculo masetero
y por debajo de esa vena
transversa de la cara destacamos
la vena profunda
de la cara con su seno
correspondiente.
Y más ventralmente destacamos
la vena bucal,
que desarrolla también un gran
seno. Como estamos observando
en la imagen,
el trayecto de la sangre venosa
puede discurrir hacia el plexo venoso pterigoideo
o también a través de la vena
transversa de la cara hacia
la vena maxilar.
Lo mismo ocurre con la vena bucal
cuya sangre puede discurrir
hacia ese plexo venoso pterigoideo
o mediante esta vena masetérica
hacia la vena maxilar.
Por último, vemos también la
conexión de las venas con la vena facial.
El movimiento de la sangre
hacia un plexo
o hacia un seno
venoso determinado,
está también influenciado por los
movimientos de los músculos masticadores.
Por lo tanto, toda la sangre
venenosa procedente
de las estructuras cefálicas,
recordamos que terminará confluyendo
a dos grandes colectores
venosos, la vena maxilar cubierta parcialmente
por la glándula parótida
y el músculo parótidoauricular
y la gran vena linguofacial,
que a confluir, constituyen
la vena yugular externa
que alcanzará el corazón a través
de la vena cava craneal.
Completamos la práctica analizando
los nervios principales
que han intervenido en la movilidad
de estos músculos
o que van a intervenir recogiendo
la sensibilidad de la piel
de las distintas regiones
de la cabeza.
Recordamos, en primer lugar,
el nervio facial.
Ya describimos este nervio sobre
la superficie del masetero
con sus ramos bucales y sus ramos bucolabiales
que lo continúan hacia el plano rostral.
Este nervio facial en
esta preparación
observamos cómo ha ido cubierto
por la glándula parótida.
Recordamos que es el séptimo par craneal
y que emerge de la base del cráneo
a través del agujero estilomastoideo.
En el plano profundo, cuando
retiramos la mandíbula,
podemos apreciar una serie
de formaciones nerviosas
que acompañan algunas de las
estructuras vasculares
que hemos mencionado anteriormente.
Estas formaciones nerviosas
la vamos a describir en
esta preparación.
Identificamos el tronco linguofacial,
identificamos la arteria maxilar
y podemos ahora tratar
de señalar alguno de los nervios
que intervienen
sobre todo en relación con
el sistema muscular
masticador.
En este caso hemos conservado
el extremo más dorsal
de la rama de la mandíbula.
Hemos respetado la articulación
temporomandibular
y estamos apreciando la escotadura
de la mandíbula.
Pues bien, observamos cómo a través
de esa escotadura de la mandíbula
pasa un ramo nervioso que se conoce
con el nombre de nervio masetérico.
Un nervio que, como su nombre indica,
llevará impulso motor al
músculo masetero.
Este nervio masetérico es una
continuación del nervio
masticador. Y en definitiva,
es un ramo de el nervio mandibular
del trigémino.
Nervio que podemos señalar
emergiendo por la escotadura ovla
o por el agujero oval
que se describe
en otras especies. Y concretamente, este nervio
mandibular del trigémino, que
pertenece al quinto par craneal,
además de dar esos ramos musculares
o ramos motores para los músculos masticadores,
también se caracteriza por dar una
serie de nervios sensibles.
Entre ellos destacamos
el nervio bucal,
que va a recoger la sensibilidad
del carrillo.
El nervio lingual, que discurre
hacia el suelo
de la boca. Y el nervio
alveolar inferior,
que junto con la arteria
alveolar inferior
penetraran por el canal
de la mandíbula
para terminar como nervio mentoniano. Asímismo,
como un ramo de ese nervio mandibular
podemos destacar un nervio
exclusivamente motor
que es el nervio milohioideo
que, como su nombre indica,
será el que de impulso al nervio
milohioideo. Complementan
este plano otras formaciones
nerviosas no relacionadas con
los músculos de la cabeza
pero que podemos destacar
como es el caso del doce par craneal
del nervio hipogloso que llevará impulso motor
a los músculos encargados
de mover la lengua.