Continuamos,
la recta final de ponencias con
José Carlos Losada Díaz,
Profesor Titular de Comunicación
Audiovisual y Publicidad de la
Universidad de Murcia.
No acompaña la ponencia,
sabe sientes,
haces la comunicación en el covid 19.
Buenos días y muchísimas gracias al
Vicerrectorado por la invitación.
Muchas gracias a José Manuel, por
supuesto, al final, siempre,
y a Ricardo por toda la ayuda
técnica durante estos días.
Yo voy a hablar de esas tres palabras
que figuran aquí las voy a intentar
mezclar porque voy a hablar
no voy a hablar de la
parte sanitaria,
sino todo lo que está detrás o de
fondo de la parte sanitaria,
saber saber, sentir y hacer forma
parte de la misma ecuación
y formaban parte del concepto
esencial del que vea hablar aquí,
que es el de la comunicación.
Empezar por aquí este es
un tweet reciente,
apenas tiene cuatro o cinco
días, no tengo el gusto
de conocer a Patricia Fernández, de
Lis, es una periodista directora
de materia, que es una web
de noticias de ciencia
y decía hace cuatro o cinco
días lo siguiente.
El martes salía de la sede del
país y cogió un taxi.
El taxista me preguntó.
Oye, tú eres periodista
cómo ves esto?
Le dije que por primera vez era
optimista que los datos
de las vacunas eran muy alentadores
y respondió muy.
Yo eso no me lo pongo,
y tú bien, me ha parecido
especialmente revelador,
porque ese tuit y todo lo que genera
tuviese esa conversación
entre un taxista real y una
periodista nos devuelve
a la realidad más evidente
que ahora seguramente nos enterrarán
con la llegada de la vacuna
y todas las preocupaciones que
la gente le pueda generar.
Ese tuit demuestra que hay un
concepto mucho más importante
o tan importante como las cuestiones
epidemiológicas o sanitarias,
como es lo que la gente piensa
de lo que está pasando,
y eso depende mucho de qué es
lo que estamos contando
para que piense o siguiente forma.
Esto es
la Organización Mundial de la Salud
lo tenía claro hace ya 16 años,
cuando decidió decir subdirector
general
en su momento ha llegado el
momento de reconocer
que la comunicación es tan esencial
en el control de las epidemias,
como los análisis de laboratorio
y la epidemiología.
Partimos, por lo tanto, de que la
Organización Mundial de la Salud,
en la que habría que hablarlo
detenidamente,
probablemente decidió hace 16 años
dejar claro y establecer
unas pautas, unas, para establecer
cuáles son la fórmula
adecuada para comunicar en
situaciones de crisis mucho
antes de llegar las redes sociales,
etc. Así que partimos de este hecho
y partimos de algunas conclusiones
iniciales para dar paso
a la investigación que hicimos
durante la primera hora
del coronavirus hace
ahora seis meses.
La primera de las ideas,
de las premisas
sobre las cuales basamos
nuestra investigación,
de la es la siguiente.
No existe gestión de crisis,
una crisis y de una alerta sanitaria
como la actual,
sin comunicación no existe,
no existe la posibilidad
de que exista sin una intervención
mejor o peor de la comunicación,
si es posible hacer una
mala comunicación
y creo que somos testigos en algunos
contextos, situaciones,
personas, etc. De que sí que se
puede hacer una mala comunicación
y los efectos que ello genera.
En primer lugar,
una mala comunicación debe
proporcionar restablecer
o crear la confianza en aquellos
que deben gestionar
en este caso la pandemia
o la crisis sanitaria.
Si no tenemos confianza
en quien gestiona,
es imposible que sigamos las pautas
que ellos no recomiendan.
En segundo lugar, y no
menos importante,
sólo con una adecuada comunicación
a todos los niveles
podremos saber estar cerca de saber
qué es lo que a la gente
le interesa, que es lo que la gente
desconoce y, sobre todo,
qué es lo que la gente le
asusta, sus emociones,
algunas primitivas que solo queda
pie probablemente buena parte
de esos comportamientos,
de sus conversaciones
y, por lo tanto, de lo
que acaban haciendo.
Así que, si tenemos en cuenta esto,
podremos llegar a la conclusión
y digo que no deja de ser
una premisa inicial
de que una comunicación adecuada con
una comunicación profesional
no politizada, no exagerada,
que no minimice,
conseguiremos que la gente
esté mejor orientada,
que esté más motivada que estoy
dispuesta a renunciar,
es decir, justo exactamente lo
contrario que conseguimos
después de la primera ola.
Como decía, todo esto,
las organizaciones supranacionales
sanitarias
lo tenían claro cuando decían que
una adecuada comunicación
ellos lo llaman comunicación
diligente,
acaba proporcionando lo que
en realidad queremos,
que la gente se comporte
adecuadamente para que para dos cosas
muy esenciales, que se
proteja a sí misma
y proteja a los suyos.
Esto es lo que tenemos enfrente
a una crisis,
alguna alerta sanitaria
como la actual,
sin precedentes recientes.
Bien,
pues con todas estas premisas que
para los que investigamos
en comunicación de crisis son
esenciales o naturales,
son corrientes, nos enfrentamos
a la necesidad
de tratar de evaluar lo
que estaba pasando,
la comunicación que estaba
sucediendo.
Así que un grupo de investigadores
de la Universidad de Nebrija
y de la Universidad de Málaga,
compañeros y colegas durante
el confinamiento,
empezamos a preparar una
investigación hay
que tratar de trataría no de
estudiar las fuentes de información,
es decir, el Gobierno, las
comunidades autónomas,
no tampoco los mensajes
ni los canales,
sino la percepción que la gente
estaba manejando en ese momento,
sobre lo que estaba ocurriendo y
la forma en la que afectaba,
porque entendíamos que ello
de ello derivaría
las conductas que después adoptaría.
Así que teniendo en cuenta
estos hechos
y como digo, en la primera, en la
primera hora de la pandemia,
concretamente esta investigación
comenzó el veintitres de marzo
y finalizó el ocho de abril, período
en el cual recogimos,
a través de una muestra, a través
del modelo de bola de nieve
generado a partir de las
redes sociales,
de la mensajería electrónica,
todas las personas que pudieran
contestar a un cuestionario
realizado previamente preguntas, etc.
Etc. Al final, conseguimos una
cifra que en comunicación
no es nada desdeñable.
Son 1.800 veintitres encuestas en
todo el territorio nacional,
válidas después de filtrarlos por
personas con internet mayores
de edad y residentes en España,
las 1.800 veintitres encuestas
no conozco ninguna otra
que se haya realizado en España;
al menos de esta dimensión
conseguimos una serie de conclusiones
basadas en los siguientes objetivos.
Necesitábamos o queríamos saber
cuáles eran los canales que la gente
utilizaba para informarse
sobre la pandemia,
cuáles eran los temas que más
interés generado en ellos,
cuáles eran las fuentes más creíbles
o menos creíbles para informarse
de lo que estaba sucediendo,
y cómo les afectaba el uso
de las fake news,
las de los bulos de la información
oficiosa que pudiera ser mentira
y, por último, como algo
casi decorativo,
la valoración que estaban haciendo
de la comunicación del Gobierno,
en este caso durante la primera
ola de la pandemia.
Con arreglo a estas circunstancias
se han adherido otras.
Se ha extrapolado este estudio a
tres países más que están trabajando
sobre los datos, pero con la
misma encuesta Colombia,
Perú y Ecuador están trabajando con
las, con la misma encuesta,
proporcionando datos que luego serán
comparados con los tengamos todos.
Ya ha tenido resultados,
ya se ha publicado
y pueden ser públicos para toda
la comunidad universitaria
y toda la comunidad académica
y científica,
pero me ha apetecido en este rato
traer al menos -3 diapositivas
tres slats,
que resumen un poco algunos de
los datos más importantes
que demuestra esta investigación.
La primera.
Hay muchos datos en este
área positiva,
voy a quedarme con alguno de ellos.
Por ejemplo, las fuentes oficiales
siguen siendo las fuentes más
creíbles para la población,
es decir, la gente distingue muy
bien qué es una fuente oficial.
En particular,
una de las webs que podría parecer
un canal anticuado
y no lo es y, sin embargo, solo
la mitad de la población
considera a los medios
de comunicación
como una fuente fiable.
Junto a Thomas de esta misma
línea positiva,
el 93 por 100 de la población
reconoce reconoce
haber recibido un bulo
al menos un muro,
durante la pandemia.
Además, se comparaba este dato.
Nos pareció curioso que
la práctica totalidad
de la gente, que reconoció
haber recibido,
reconoce también que los
ha contrastado,
y, al contrario de lo que
pudiera figurar,
podría parecernos a día de
hoy, no lo comparaba
no lo contrastaba con sus
amigos, con sus cuñados
o con sus familiares,
sino que contrastaba con
las fuentes oficiales.
Aparentemente ese era su discurso
y que el 70 por 100
de la población nunca ha preguntado
una fuente oficial,
dudas, contraste de opiniones,
solicitud de información.
El 70 por 100 de la población en
España no lo ha hecho nunca.
Una segunda de positiva
nos muestra esto.
Cuáles son las emociones, porque
hay un componente fundamental
en la comunicación y sobre todo
en situaciones críticas,
como son las emociones
que maneja la gente,
sobre todo en base a la emoción.
Nos comportamos, no, y las apenas
se conductas humanas
que estén ajenas a cierta
carga de emoción
más en una situación tan
delicada como esta.
En la que en mayor o menor medida
todos nos sentimos
un poco amenazados, bien, pues éstas,
las que figuran en la parte superior
son las emociones que la gente
destacaba como las fundamentales.
La primera de todas es esta.
La tristeza hablamos
de la primera ola,
probablemente este estudio
en la segunda ola
hubiera arrojado datos diferentes
y a un nivel similar,
la ansiedad y el miedo,
pero nos importaban no sólo esta
emoción por sí misma,
sino el modo en que esta moción
se generaba a partir del uso
de algún medio en particular de
algún canal de comunicación,
y nos encontramos que la emoción
que fundamentalmente
proporcionaban todos los canales
era siempre el miedo,
pero un canal por encima
de todos los demás.
La televisión, el 72 por 100
de la población en España
asegura que el sentimiento que le
genera el uso de la televisión
como el canal que más
utiliza, es miedo;
la única fuente de información, las
únicas dos fuentes de información
que proporcionan ciertas dosis
de emociones positivas son.
La radio, las webs, oficiales
o institucionales
que proporcionan emocionalmente
tranquilidad.
Todas las demás proporciona
fundamentalmente miedo,
un porcentaje muy importante
de la población,
ha utilizado, sobre todo, la
televisión para informarse,
y los medios de comunicación,
el 80 por 100,
pero el 88 por 100 de la población
reconocía que ha utilizado
una o varias redes sociales
durante el confinamiento,
el 88 por 100 de la población
individualmente cada una de
esas redes sociales.
La primera de ellas Twitter
no era tan importante,
sino el conjunto de todas ellas.
Una tercera idea positiva y
una última idea positiva
sería está aquí nos interesaba un
paso más allá en las emociones.
Nos interesaba destacar hasta
qué punto las emociones
serán importante en la
toma de decisiones,
en la percepción que la gente tuviera
y nos dimos cuenta de que
en los mensajes mejor
valorados el apoyo emocional
era importante.
En el 77 por 100 de los casos,
el apoyo emocional en los
mensajes del Gobierno,
el apoyo emocional no era
información ni irracional ni práctica ni útil,
y, en segundo lugar,
que la empatía era la característica
más destacada
que les gustaba que les agradaba.
Sobre la comunicación del Gobierno,
mucho más que la transparencia,
mucho más que la veracidad,
la empatía,
ponerse en el lugar del otro,
estás es, por lo tanto,
la fotografía emocional de la
que se deriva probablemente
esto que nos ha ocurrido
la primera ola,
el vacío y la segunda ola
hay más ingredientes
que explican que esto haya ocurrido
y que probablemente explique
que esto no vaya a volver a ocurrir.
Eso pensábamos,
pero la comunicación es un arma
que puede ser utilizada
para multiplicar el efecto
o para disminuir,
al menos en la percepción de la
gente y sus conductas posteriores
en la protección o en
su desprotección.
Esto me devuelve al lugar
por el que empezamos.
Patricia Fernández decía en sus
tuits cuando me bajé del taxi dijo.
Pues igual tiene razón ahora
lo veo más claro
y añadía transparencia empatía
humildad ponerse en el lugar
de quien no tiene información
y teme por su salud,
la de los suyos.
De verdad que no es tan difícil sí?
Muchas gracias.