Bienvenidos al curso on line tipo MOOC,
"Especies Exóticas Invasoras:
conceptos básicos para docentes
y estudiantes".
Soy Celia López Cañizares,
investigadora
en el proyecto europeo
LIFE INVASAQUA
en la Facultad de Biología
de la Universidad de Murcia.
Continuamos con el módulo 1
de este curso aprendiendo
sobre qué son las especies
exóticas invasoras,
concretamente en este segundo vídeo
conoceremos cómo las especies
exóticas o introducidas
sobre las que aprendimos
en el vídeo anterior
se convierten o pasan a ser especies
exóticas invasoras.
El proceso de entrada de las
especies introducidas
o exóticas es complejo.
En primer lugar, estas
especies deben ser movidas, desplazadas
o translocadas desde su lugar de origen.
Esto ocurre a través de
una actividad humana,
de acciones y actividades humanas,
como vimos en el vídeo anterior.
Posteriormente a su desplazamiento,
estas especies deben ser capaces
de entrar en el ecosistema en
el ambiente de destino
y esto ocurre a través de las
distintas vías de entrada,
de los seis tipos de vías de entrada
que vimos anteriormente.
Una vez que una especie ha sido
desplazada de su lugar de origen
y a través de uno o varios de los
tipos de vías de entrada
que se han identificado, son capaces
de alcanzar el ecosistema de destino.
Estas especies deben ser capaces de
sobrevivir en un primer lugar
y adaptarse, lo que dependerá de sus
propias características biológicas,
así como de las características
y las condiciones de este
nuevo ambiente.
Si esta especie es capaz
de sobrevivir
y de adaptarse, es posible
que con el tiempo
sea también capaz de
formar poblaciones
y propagarse por sí misma a
través del territorio.
Una especie introducida o exótica,
en ocasiones, es capaz de
afectar negativamente,
de producir impactos en el
ecosistema en el que se ha introducido.
Cuando esto ocurre, cuando
una especie exótica
produce impactos negativos
en el ambiente
introducido estamos hablando de
especies exóticas invasoras.
La Comisión Europea define las
Especies Exóticas Invasoras (EEI)
como especies que son capaces de
producir impactos negativos,
es decir, efectos adversos
fuera de su área
de distribución natural sobre
la biodiversidad nativa
y los ecosistemas.
Estas especies son, además, capaces
de producir impactos negativos
sobre las actividades
socioeconómicas e, incluso,
sobre la salud humana.
Un ejemplo de una especie exótica
invasora presente en la
Península Ibérica
es el de la avispa asiática,
como vemos en la fotografía.
Esta especie fue introducida
de manera accidental,
como polizón adherida a materiales
de transporte
que estaban siendo comercializados
desde Asia hasta Europa.
Esta especie tiene un gran impacto
sobre la biodiversidad nativa
y los ecosistemas,
ya que se alimenta de
las abejas autóctonas.
Afecta a la polinización y a
la actividad apicultura,
con su consecuente impacto sobre las
actividades socioeconómicas.
Otro ejemplo de especie exótica
invasora presente en la
Península Ibérica,
que ya hemos conocido anteriormente,
es el siluro, cuya introducción
en este caso, deliberada y
voluntaria
por suelta para ser utilizado
en la pesca
y la acuicultura ha ocasionado
graves impactos
sobre la biodiversidad nativa,
ya que es un pez que se alimenta de
otros vertebrados autóctonos
y otras especies
de peces nativas.
Además, es capaz de ocasionar
impactos sobre el ecosistema alterando
las cadenas tróficas,
es decir, las
relaciones alimentarias
que existen entre unas
especies y otras,
y también tiene impactos
socioeconómicos sobre la pesca
y la acuicultura.
Tenemos que tener en cuenta que no
todas las especies exóticas
son especies exóticas invasoras.
Esta connotación de especie invasora
lleva asociada la capacidad
de producir impactos
negativos. De la totalidad
de especies exóticas
que se introducen en distintos
países del mundo-
en el caso de Europa
se han identificado más de 12.000
especies exóticas-
se calcula que hasta un 15%
son o llegan
a ser invasoras, es decir,
tienen capacidad para afectar
negativamente al nuevo ambiente.
Este porcentaje es
solo aproximado,
porque depende del grupo de
organismos del que estemos hablando.
Como hemos dicho, una especie
introducida o exótica no es
necesariamente invasora.
De hecho, muchas especies que
vemos en nuestro día a día
a las que estamos habituados,
como estas especies de plantas que
tenemos en las fotografías,
la buganvilla o las orquídeas, son
plantas que hemos introducido,
especies que introducimos de manera
deliberada con un fin:
con un fin ornamental
o para nuestros jardines
o estabilización de suelos.
Estas especies,
aunque son exóticas, es decir,
su distribución natural
es de un lugar distinto a aquel en el que
que se encuentran ahora,
no son capaces de escapar por
sí mismas al medio natural
ni formar poblaciones
o, si lo hacen, en el caso
de que esto ocurra,
no producen impactos negativos sobre
la biodiversidad autóctona
ni los ecosistemas.
La capacidad para producir
impactos negativos
de una especie invasora depende de
varios factores: en primer lugar,
de sus propias características
biológicas,
que varían de especie a especie
y que estudiaremos
en mayor profundidad en el módulo 2,
pero también es muy importante tener
en cuenta las condiciones
del ecosistema o del ambiente en
el que se las ha introducido.
Por ejemplo, el estado de
conservación del ecosistema
y de las especies nativas influye
de una forma importante
en la capacidad de esas
especies exóticas
en finalmente convertirse
en invasoras
y producir impactos negativos,
ya que ese ecosistema puede tener
una menor capacidad de respuesta
para contrarrestar esos impactos.
Otros factores, como la
intensidad de las actividades humanas
que se desarrollan en
ese nuevo ambiente,
incluida la fragmentación
del ecosistema
por esas actividades,
así como las propias características
geográficas, geológicas
e incluso climáticas
de ese ambiente,
van a condicionar la intensidad y
la frecuencia de los impactos
que las especies exóticas invasoras
puedan producir.
Por ejemplo, un río,
cuyo caudal natural
haya sido alterado por
una construcción,
como puede ser un dique o una presa,
como vemos en la diapositiva,
se convertirá en un ecosistema con
menor capacidad de resiliencia,
es decir, con una menor capacidad
para contrarrestar los
impactos negativos
que especies exóticas invasoras,
como el siluro que hemos conocido,
puedan ocasionar,
ya que sus poblaciones nativas es
probable que no se encuentren
en las mejores condiciones.
Otro ejemplo que ya hemos mencionado
es el de la fragmentación
de ecosistemas,
en este caso, por grandes
redes de transporte.
Existen también algunos
tipos de ecosistemas
aislados por sí mismos, como
son los archipiélagos,
las islas, que tienen una menor
capacidad de respuesta
para contrarrestar los impactos
de las especies exóticas
y potencialmente invasoras
que van llegando.
Un ejemplo concreto de especie
exótica invasora
con un grave impacto en este
último caso, en islas,
es el de la Culebra real
de California,
una especie de reptil originario
de América del Norte,
que fue introducido en
las islas Canarias
de forma voluntaria a través
del comercio de especies,
y, sobre todo, para la aficción
de la terrariofilia,
es decir, la cría y la tenencia
en cautividad
de esta especie como afición.
Esta especie
ha sido capaz de alcanzar
el medio natural en Gran Canaria
y en otras islas Canarias,
bien por la suelta directa
por parte de sus dueños
una vez que se cansan de mantenerlas
o bien por sí mismas
porque han sido capaces de
escapar de sus terrarios.
La presencia de esta especie ha
ocasionado el desplazamiento
y, en algunos casos,
la desaparición local de
algunas especies
nativas de gran valor
en las Islas Canarias,
como en este caso, el lagarto
de Gran Canaria.
Resumiendo los principales
contenidos que hemos visto en este vídeo,
tenemos que tener en cuenta
que el proceso de entrada
de las especies exóticas
a un nuevo hábitat
desde que son
desplazados de su lugar de origen
hasta que son capaces de
introducirse, adaptarse
y, finalmente, propagarse
por el nuevo ambiente
es complejo. Las especies
exóticas invasoras
son aquellas capaces de producir
efectos adversos
fuera de su área de distribución
natural.
Los impactos negativos, estos
efectos adversos
que mencionamos de las especies
invasoras, incluyen
la biodiversidad nativa,
los ecosistemas y también las
actividades socioeconómicas
e, incluso, la salud humana.
Debemos tener en cuenta que tanto
las características biológicas
de las especies invasoras
como las características propias
del hábitat natural o urbano
donde se las ha introducido,
influyen en la frecuencia
e intensidad de sus impactos.
Continuamos ahora en el último vídeo
del módulo 1 para continuar aprendiendo
sobre las especies exóticas
invasoras.
Muchas gracias.