Los apartados anteriores también han
ido desvelando algo sobre el estilo
y con las figuras retóricas, a las
que se recurre en este cuento
que la niña no se atenderá al estilo,
en tanto que un conjunto de
características o modos predominantes
en este texto y en otros del autor,
aspecto en el que se centrarían
principalmente la corriente
estilística a mediados del siglo XX,
que desde diferentes tendencias
reflexionaba sobre el concepto
de estilo en cuanto plasmación
de una idiosincrasia
un espíritu personal, el del
escritor idea que siguieron autores
de la talla de Bali, Dámaso Alonso,
La Pesa o usando el estilo,
se puede plasmar, entre
otros detalles,
por medio del uso recurrente de
ciertas figuras retóricas,
la estilística del tronco con
la retórica clásica que,
no obstante, en el siglo XX,
también renació a través
de otra corriente
como la ela.
La retórica al fin y al cabo
se centra en el lenguaje
en este caso el literario.
De manera que sobre él como parte
del mensaje se pone la atención
con una finalidad determinada
se habla principalmente
de la persuasión y la belleza.
Leamos un dejar momentos los
vapores de la dársena.
Las fugas gabarra.
Sujetas al muelle al pie del hotel
parecen ahora sombras en la sombra;
las gabardinas se mueven poco más
que el minuto de un gran reloj,
pero de tarde en tarde chocan con
tenue triste monótonos rumor,
acompañado del ruido, de
la mano de la marea,
que a lo lejos suena como
para imponer silencio,
con voz de lechuza.
En otro párrafo.
De pronto, como si fuera una
un formidable estallido,
le hace temblar una tos seca
repetida tres veces como canto,
dulce, de codorniz madrugadora,
que suena a la derecha;
dos balcones más allá mira al 36
percibe un bulto más negro que la
oscuridad ambiente del matiz.
Las cámaras de abajo dos de enfermos,
dos de mujer y el 36 estremece.
Se acuerda de sí mismo.
Había olvidado que estaba haciendo
una gran calavera,
una locura, aquel cigarro,
aquella triste contemplación
de la noche al aire.
Libre fúnebre, orgía.
Estaba prohibido el cigarro,
estaba prohibido abrir el balcón a
la, a pesar de que corría agosto
y no corrían un soplo de
brisa adentro adentró
a la sepultura a la cárcel.
Horrible al 36, a la cama al nicho.
Se podría decir que el estilo
de este cuento
viene marcado por la ironía
y por la poesía.
El auto se inaugura con una
descripción poética
de un lugar.
Lo que se consigue no es sólo marcar
la tonalidad poética dominante,
pues ya la primera impresión
es ensombrece dora
y adormecida, leíamos El Gran Hotel
de la isla de su enorme sombra
sobre las aguas dormidas
de La dársena.
Hay una alteración muy conseguida
de las similar
antes en esa primera opción, y un
ritmo poco a poco descendente
a partir del primer y
único verbo verbo,
que tampoco implica propiamente
movimiento, que será escaso.
En el relato, ello contrasta
con la imagen
propuesta por las numerosas
posiciones que les siguen hasta 5,
cuyas segundas intenciones
se irán desvelando
conforme se avance en la lectura,
y el comentario poesía también
hay aquí en esta frase,
pero de tarde en tarde
chocan continúe.
Triste, monótono rumor.
Se produce una alteración de
la que puede recordar
o hacer pensar en un reloj en
las sucesivas a posiciones,
otra alteración.
Junto a un símil.
Se aprecia a continuación
en la cita siguiente.
Se está aquí más solo
que en la calle.
Tan solo como en el desierto
ese símil con el cómo se repetirá
también más adelante.
En el relato, igual que en esta cita
como un muerto que en forma de fuego
Fatu respira la fragancia de la
noche y se vuelve a la Tierra,
en este caso la luz o el fuego
parece querer apagarse con el aire,
emitido reiteradamente por medio
del sonido enterado de la f,
pero también parecen de
sonar los pasos,
como lo hacen todos los sonidos.
Por ejemplo, en esta frase, en las
escaleras en los pasillos
resonaban los pasos de un
huésped trasnochado,
con la sinestesia de de los
siguiente silencio lúgubre
se confunden los sentidos
con el sueño igual
que se confunden en el suelo;
las voces por medio de estilo
indirecto, libre, por ejemplo,
es la confusión del trance del
sueño y hay un momento,
el encuentro que habla entre dormido
y despierto ese trance,
el que comienza a convertirla
en música.
La enfermedad en poesía de la
misma forma se va vascular
gracias a los asociativos de
los que hablaba banquero.
Goyanes ejemplo de ello,
como en otros tantos relatos,
es el sueño,
con su consecuente confusión
entre realidad y ficción,
la misma producida en el mundo
de la literatura mundo
en el que por medio de
la intersexualidad
de la que gustaba servirse
Leopoldo Alas,
los consigue introducir.
También se leía lo siguiente
y un pecho débil de mujer
respiraba como suspiran con la
niña del pecho femenino.
El escritor consigue dirigir
nuestra atención
a la parte del cuerpo que alberga
la enfermedad aquí relucir,
la ironía y el juego con
los dobles sentidos.
En efecto, pocas líneas
después leeremos
que el tabaco brilla
en aquella altura
como un gusano de luz; de hecho.
Los animales y la naturaleza suelen
protagonizar los símiles
como estos siguientes
con voz lechuza,
y más adelante como canto, dulce;
de codorniz; madrugadora; así se
logra un proceso de animal,
aparte de la justificación
de los protagonistas,
pero también una humanización
de los objetos
como por ejemplo, cuando
se habla de pan,
las barras tienen cita a
sí mismo dos elementos
caracterizados del estilo, tanto
la literatura en literatura
como en prensa.
Esos elementos son los
puntos suspensivos
y la cursiva.
De hecho, llegó a decir Clarín,
profesor de la Universidad de Oviedo,
los siguientes, pero no por
hacerme eterno, poco,
esos puntos suspensivos,
que indican que la materia
aún no da mucho,
de si por ejemplo,
encontramos esos puntos suspensivos
suspensivos en un eco en tono menor.
En cuanto a la cursiva, hay que
decir que sistemáticamente empleada,
tanto para subrayar incorrecciones
o Stranger ismos como tópicos,
como o sentido desfigurados,
incluso reticentes,
así cada vez que aparece la palabra
bulto en este cuento,
lo hace en cursiva, al
igual que otros,
o la palabra compañía, asaltando
así la ironía y el patetismo
de la desconsolada.
Una situación así pues comentamos
que Clarín fue un poeta en potencia
como si estuviera vaquero
-Goyanes, se reafirma
así se reafirma,
desde el punto inaugural
de dúo de La 2,
una inscripción poética
de un lugar técnica
que muestra al realista y poeta.
Lo que se consigue no es sólo marcar
la tonalidad poética dominante,
sino también rodear a los lectores,
hasta el final de la historia de
un halo entre agrio y dulce,
pues ya la primera impresión
es ensombrecer,
dora y adormecida.
Así pues, se hace el
siguiente balance.
Las comparaciones Bellas veces
y van a marcar un estilo unificador
como tal, más allá de este cuento,
pues con las asociaciones
de los símiles Clarín,
logra sorprende en otro de sus
textos a propósito de Clarín Martínez
de hecho hablaba de poética.
Levedad.
Se podrían contar la numerosas veces
que los cuentos de su edición
se repite la palabra poética.
Por eso Clarín es un poeta.