Ciertamente, cabe recurrir a
múltiples y diversos apoyos teórico
críticos, de hecho, cada persona
comentó un texto.
Se puede sentir inclinada desde
determinadas corrientes
por motivos diferentes, en este caso,
como se dijo al inicio
primordialmente,
se han seguido las pautas de la
narra una rama que nace del formalismo ruso
en paralelo al estructural mismo
y que prefiere atender lo
puramente textual,
lo cual según esos presupuestos,
se construye de acuerdo
con una forma,
una estructura cuyo análisis
pretende ser garante de objetividad,
a no dejar entrar otros
condicionantes analíticos
o interpretativos, que miraría
hacia la subjetividad
y, por ende, supuestamente forzando
hacia la invalidez.
Del comentario se puede completar
si el texto así lo requiere
y se cree oportuno.
Con la aplicación de algunas
aportaciones teórico
críticas a través del texto, se
pueden aventurar ciertas,
inclinaciones de los autores
a través de la crítica.
Se puede profundizar, asimismo,
en el lector a través de la
rama de la estética,
la recepción que propone el concepto
del lector implícito
u otro como horizonte expectativas,
pero también en la tarde
o a través de las propuestas de
la pragmática literaria,
y se puede ahondar en el estilo,
siguiendo la estilística y, asimismo,
analizar los diversos signos
del texto y poner luz
en su necesaria interconexión.
Implicación a partir de la semiótica.
Al mismo tiempo que se puede poner
énfasis en cuestiones determinantes
pero externas, que se explicarían
desde la sociología de la literatura
o incluso desde los estudios
culturales.
Todo ello se enfocará a aventurar,
o elaborar una interpretación
que ha sido teorizado
o ensayada por otras ramas
como es la hermenéutica;
se puede profundizar a través
de la bibliografía
recomendada y de otros cursos;
efectivamente, se ha ido aludiendo
a ciertas recurrencia
e incluso obsesiones del
autor y de su época,
que podrían permitir hacer
suposiciones sobre el escritor
o la persona de Leopoldo Alas, pero
no nos veremos aquí; en cambio,
también se pueden hacer suposiciones
sobre el devenir del cuento
desde el inicio, puesto que a partir
de sus primeras líneas
despliega un horizonte
de expectativas.
El lector cree encaminarse
hacia un final que efectivamente
se cumple,
aunque en el caso de ella se cierra
la duda o incertidumbre
con un supuesto final abierto.
Para ello el autor el autor
implícito no representado.
El autor modelo que nos
imaginamos que es
Clarín no solo va dirigiendo
una trama,
sino que la rodea o salpica
de expectativas,
por ejemplo, por medio
de los epítetos
o de las funciones de los personajes.
Sin embargo,
aquí se hará hincapié en otras dos
cuestiones transversales,
la del género literario y la del
realismo o mundos posibles.
Sobre el género literario,
se ha teorizado también mucho hasta
el punto de hablar de geología
o como hace Claudio Guillén.
En este caso destacamos
en la narrativa
y, en concreto el subgénero del
cuento teórico tanto del cuento
como de la narrativa del
decimonoveno es a través de sus obras
podemos profundizar en la
historia del término
y del género en los límites,
además para con otros géneros,
y también en sus técnicas,
son célebres algunas de
sus definiciones,
como la del símil con la música,
siendo él un gran melómano
y esta era su definición,
la novela puede ser una estructura
casi sinfónica,
integrada por la disposición
de varios movimientos,
un juego de tensiones de contrastes,
una sucesión de vibraciones,
no percibimos el efecto total hasta
que ha sonado el último acorde
hasta que ya se ha extinguido la
última de esas vibraciones.
El cuento es una sola vibración
emocional.
La novela corta, una liberación
más larga,
más sostenida a su vez.
El concepto de ficción o el
tecnicismo sinónimo que es
se relaciona con la verosimilitud
tan delicada es decir,
que parezca real algo y también
con otro concepto
como es el de los mundos autónomos,
creados con un conjunto referencial
de ser espacios, hechos, etc.
Así la teoría literaria
se habla de mundos posibles a partir
de la teoría que desarrolla
y explica así Albaladejo, mayordomo
siguiendo tres tipos
y leemos los modelos de mundo de
lo verdadero están formados
por instrucciones que pertenecen
al mundo real efectivo,
por lo que los referentes que a
partir de ellos se obtienen
son reales.
Los modelos de mundo verosímil
contiene instrucciones que no
pertenece al mundo real efectivo,
pero están construidas
de acuerdo con este.
Por último, los modelos de mundo
aficionado no verosímil;
los componen instrucciones que no
corresponden al mundo real efectivo
ni están establecidas de acuerdo
con dicho mundo.
Ponemos de ejemplo estos
párrafos del cuento
La dos del 36 le dio lástima
y le inspiró simpatía.
Conoció pronto,
que era trágica también estamos
cantando un dúo.
Pensó y sintió cierta
alarma del pudor,
como si aquello fuera indiscreto,
una cita en la noche.
Entonces sí o porque no pudo menos,
pero bien se esforzó por contener
el primer golpe de 2;
más adelante, la del 32;
también se quedó medio dormida,
y con algo de fiebre casi también.
También transportó la del 32 al país
de los sueños en que todos los
ruidos tienen palabras;
su propio acto se le antojó
menos dolorosa,
apoyándose en aquella varonil que la
protegía contra las tinieblas.
La soledad y el silencio
así se acompañarán,
las almas de purgatorio, por
una asociación de ideas,
una institutriz, el purgatorio,
paso al infierno, etc.
La bibliografía del curso
podéis encontrar
la referencia banquero Goyanes
y Albaladejo,
mayordomo para estas cuestiones
sobre las que comentamos
lo siguiente.
Después de todo lo analizado,
se puede decir que en el dúo de dato
se cumple con el cuento literario
del decimonoveno aún anunciando
cierta modernidad literarias.
Hay un narrador omnisciente, aunque
no todo el objetivo.
Hay pocos personajes, sino es 1.
O que aparece desdoblado también,
como cuento se aprecia el predominio
de la nación sobre el diálogo
y la inscripción.
Hay una temática concreta,
el tiempo es un límite,
al igual que el espacio, y, aunque
aquí no hay seres pequeños,
ciertamente se hallan empequeñecidos
los personajes a pesar de todo,
y se narra una aparente,
como dice Goyanes,
aunque el cuento fantástico,
también vive un gran apogeo
en el siglo decimonoveno.
Esta historia es al realismo
de finales del 19,
a la vez que anuncie el espíritu
de principios del 20.
La historia es verosímil,
si bien sí empaña cierto
romanticismo,
que en realidad bebe de
un tópico clásico,
bien conocido por Don Quijote;
la locura por la literatura
acentuada en las mujeres lectoras
como Ana Ozores.
Al final, la realidad se topa
con la ensoñación.